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El papa Benedicto XVI exonera a los judíos de ser los culpables de que Jesús fuera condenado a muerte, en la segunda parte de su libro "Jesús de Nazaret", que saldrá a la venta el 10 de marzo.

En el libro, del que ayer el Vaticano adelantó algunos capítulos, el pontífice señala que, cuando en el Evangelio de Mateo se habla de que "todo el pueblo" pidió la crucifixión de Cristo, "no se expresa un hecho histórico".

"¿Cómo habría podido todo el pueblo (judío) estar presente en ese momento para pedir la muerte de Jesús?", se pregunta el papa, quien reconoce que esa errónea interpretación ha tenido "fatales" consecuencias, en referencia a las continuas acusaciones de deicidio a los judíos durante siglos, que propició su persecución.

Agrega que la "realidad" histórica aparece más correcta en los evangelios de Juan y Marcos.

"Según Juan, fueron simplemente los judíos, pero esa expresión no indica para nada que se tratase del pueblo de Israel como tal y menos que tuviera un carácter racista. Juan era israelita, como Jesús y todos los suyos. En Juan esa expresión tiene un significado preciso y rigurosamente limitado, se refiere a la aristocracia del templo (de Jerusalén)", escribe el papa Ratzinger.

Añade que Marcos amplia el cerco de los acusadores a los "ochlos", la masa que apoyaba a Barrabás y que se había movilizado para lograr que fuera amnistiado con motivo de la inminente pascua.

"El verdadero grupo de los acusadores son los círculos contemporáneos del templo y la masa que apoyaba a Barrabás", precisa, de manera categórica.

El Papa señala que Jesús no fue un revolucionario político y su mensaje no fue una amenaza para el dominio romano.