MIYAGI. Es una de las provincias más afectadas por el terremoto y millones de hogares continúan sin luz y sin agua potable - Reuters

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El primer ministro nipón, Naoto Kan, afirmó ayer que el terremoto y el tsunami del pasado viernes han sumergido a Japón en su peor crisis desde el final de la II Guerra Mundial.

En una comparecencia en televisión, Kan afirmó que el futuro de Japón se verá determinado por la manera en que se enfrente a esta tragedia. "No será fácil, pero superaremos esta crisis, como hemos hecho en el pasado", aseguró el jefe del Gobierno de Tokio.

Una de las primeras medidas ha sido autorizar a las empresas Tokyo Electric Power y Tohoku Electric Power a efectuar cortes de electricidad de hasta tres horas de duración al día, a partir de hoy, para garantizar el suministro en las zonas del noreste del país afectadas por el temblor y posterior tsunami.

Mientras tanto, según el recuento oficial, asciende ya a 1.217 el número de muertos tras el terremoto, catalogado ahora por las autoridades japonesas de magnitud 9 en la escala de Richter.

Pero el número de fallecidos en la provincia Miyagi, la más afectada, puede superar los 10.000, aseguró ayer el jefe de la policía de esa provincia Naoto Takeuchi.

En Miyagi continúan sin localizar 9.500 habitantes de Minamisanriku, un pueblo que fue prácticamente arrasado por el tsunami.

Dos días después del terremoto en el noreste de Japón, millones de personas seguían ayer sin electricidad ni agua potable en las zonas afectadas.

Según datos oficiales divulgados por la televisión NHK, al menos 1,4 millones de hogares carecen de agua potable desde el viernes y otras 2,5 millones de viviendas están a oscuras en Aomori, Iwate, Miyagi y Fukushima.

También se está racionando el combustible en las gasolineras en esas provincias golpeadas por el seísmo. Los cortes de electricidad han afectado a decenas de hospitales cercanos a la ciudad de Sendai, la capital de Miyagi.

El Gobierno ha ordenado el despliegue de 100.000 efectivos militares en las zonas afectadas, mientras que a Japón han empezado a llegar los primeros equipos de rescate enviados por otros países.