Kesennuma. Una mujer va en bicicleta entre las ruinas de la población, veinte días después del terremoto - Reuters

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"Extremadamente altos", tan altos que superan 10.000 veces la normalidad. Son los niveles de radiación detectados en las aguas de un túnel subterráneo situado en el exterior de una turbina del reactor número uno de la central nipona de Fukushima-1. La noticia coincidió con el primer viaje de Nicolas Sarkozy, presidente de Francia, a Japón, desde que ocurriera la catástrofe medioambiental. Allí, pidió una reforma mundial de los estándares nucleares.

Los niveles de radiación detectados en las aguas de un túnel subterráneo situado en el exterior de una turbina del reactor número uno de Fukushima-1 son 10.000 veces superiores a lo normal. Se trata de valores "extremadamente altos", afirmó un responsable de la empresa gestora de la planta, Tokio Electric Power Co. (TEPCO), citado por Kiodo. También en las aguas próximas a la central, los niveles de yodo radiactivo superan 4.385 veces el límite legal. Lo anunció Hidehiko Nishiyama, director general de la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón. Los números levantan las sospechas de que la radiación se está filtrando al mar de manera continua, aunque los ingenieros y el resto del personal no saben por dónde se pueden dar las fugas.

A pesar de que Nishiyama subrayó que no supone un riesgo para la salud, dada la evacuación de los ciudadanos de 20 kilómetros a la redonda, la agencia instó al Gobierno a que considerase la posibilidad de ampliar el radio. Se sumó a la petición la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), aunque no de forma oficial.

Yukio Edano, jefe del Gabinete japonés, sostuvo que no hay planes de extender el perímetro, a pesar de las recomendaciones. Kiodo informó de que el Gobierno sí ha decidido intensificar la medición de la radiactividad en la tierra.

La agencia de noticias también transmitió que el Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar anunció este jueves que se han detectado cantidades anormales de cesio radiactivo en la carne procedente de la zona de Fukushima. De hecho, el nivel supera el límite de 500 bequerelios que establecen las leyes de higiene alimentaria. Se trata del primer caso de contaminación radiactiva en productos cárnicos.

Se supo esto el mismo día en el que Sarkozy hizo un llamamiento internacional para reformar los estándares atómicos antes de final de año. Tras lo ocurrido en Japón, el país que este año preside el G-20 pretende reunir en mayo a los responsables nucleares de sus miembros para fijar las nuevas normas.

El presidente galo lo anunció en su primera visita a la región nipona desde que tuviera lugar la catástrofe ambiental que generó el desastre nuclear. Naoto Kan, primer ministro japonés, respalda la idea: "Para evitar que se repitan accidentes de este tipo, es nuestra obligación compartir de forma detallada con el mundo nuestra experiencia".

La peor crisis atómica desde Chernóbil (1986) es complicada de contener y obliga a la comunidad internacional a replantearse los beneficios y seguridad de esta energía. París ha enviado a expertos de su empresa estatal nuclear. "Consideradme vuestra empleada", dijo su presidenta.

Cerca de mil cadáveres se hallan en la zona evacuada
Los temores de radiación impiden que las autoridades japonesas retiren los hasta 1.000 cuerpos de víctimas del terremoto y el tsunami que restan en la zona evacuada. Fuentes policiales informaron a Kiodo de que los cadáveres han estado "expuestos a altos niveles de radiación tras su muerte". De hecho, se localizaron cantidades muy elevadas en un fallecido de Okuma, a 5 kilómetros de Fukushima-1.

En un principio, estaba previsto que se inspeccionarían los cadáveres una vez sacados de la zona de evacuación. Ahora, se está reconsiderando. El Gobierno teme que los policías, médicos y familiares puedan verse expuestos, explicaron las fuentes. Incluso la cremación podría provocar humo con material radiactivo, mientras que el entierro podría contaminar el suelo.

La identificación de las víctimas también se complica. Se necesitan muestras de AND, que tendrían que someterse a procesos de descontaminación, lo que llevaría más tiempo.
El balance general asciende a 11.417 muertos y 16.273 desaparecidos.