El monumento - Reuters

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El patronato de la Sagrada Familia, de nuevo tomada por los turistas, encargó ayer a los Mossos d'Esquadra la revisión del plan de seguridad del templo para evitar incidentes como el incendio del martes en la cripta, que obligó a la parroquia a improvisar otro espacio para oficiar las misas.

El monumento más visitado de Cataluña recuperó ayer su estampa habitual, con autocares aparcados en los alrededores y la sempiterna cola de turistas que rodean la manzana, tras el susto del martes por el incendio que un perturbado provocó en la sacristía del templo y que obligó a desalojar a unas 1.500 personas.

A raíz del incendio, el presidente de la Junta del Patronato, Joan Rigol, anunció que ha solicitado a la policía catalana un estudio sobre los riesgos a los que está expuesto el templo y las medidas de vigilancia que serían necesarias para garantizar al máximo posible su seguridad.

Una vez la policía catalana entregue a la Junta sus informes sobre los puntos débiles en seguridad del templo de Gaudi, Rigol aseguró que dentro de unas dos o tres semanas convocará a los vocales de la Fundación que gestiona la Sagrada Familia para que aprueben las nuevas medidas de vigilancia propuestas.

El presidente del Patronato admitió que garantizar al cien por cien la seguridad en la Sagrada Familia "es algo imposible", teniendo en cuenta los 12.000 visitantes que recibe a diario, pero cree que incidentes como el del martes hacen recomendable mejorar los sistemas de vigilancia y prevención.

El propósito de la presidencia del Patronato es reforzar la seguridad de la Sagrada Familia para evitar que pueda repetirse el incidente, especialmente en la cripta de la basílica, patrimonio de la Humanidad y de acceso libre y gratuito, dado que se trata de la parroquia del barrio.