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Doce años bajo el liderazgo de Antoni Pons Timoner y diez bajo la dirección de otro Antoni, Gómez Arbona, la primera etapa de indiscutible hegemonía popular y la segunda de la izquierda, describen el mapa político de Alaior. El primer Toni ganó tres elecciones seguidas (83, 87 y 91), el segundo las tres siguientes, aunque no completó el mandato y dejó el relevo en manos del actual alcalde, quien superó por los pelos la reválida electoral siguiente.

Frente a la variedad de opciones de otros municipios, el voto en Alaior tradicionalmente se concentra en dos grandes fuerzas, una conservadora representada en el PP, y otra progresista que ha recibido tantas denominaciones como candidatos fue quemando por el camino hasta la concurrencia del PSOE con sus siglas y un cartel de peso en 1995. Con otras características y matices, la evolución ha sido similar a la de Es Mercadal e incluso a la de Sant Lluís. Las últimas elecciones del siglo pasado fueron determinantes para el cambio hacia la izquierda. Los dos bloques han sido dominantes en el gobierno y en la oposición, pero se han abierto ventanas a la representación de grupos minoritarios, la Entesa y el CDS lograron escaño en el 87, los centristas repitieron cuatro años después y en los dos últimos mandatos alcanzó concejalía una coalición promovida por Esquerra de Menorca. A diferencia de los anteriores, este edil ha sido decisivo para la formación de un gobierno de izquierdas, algo común en todos los ayuntamientos pero que Alaior no había necesitado hasta entonces. Es este un síntoma de cambio, de mayor reparto del voto, y de la ausencia de un líder con el carisma de los "tonis". El primero, recordado todavía por su desafío en directo al rey de la radio deportiva y por haber compilado el más rico anecdotario de la política menorquina, logró el instituto y la sede universitaria. El segundo, más volcado en la parcela social, construyó el geriátrico y amplió el polígono. Son otros tiempos y se abren otras expectativas, las opciones también se han multiplicado.