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Ciutadella ha tenido diez alcaldes desde Antonio Casasnovas Franco (enero de 1976). Nunca ha gozado de periodos prolongados de gestión de un mismo equipo y por ese motivo, aderezado con tres dimisiones sonadas de alcaldes y algunos escándalos, la ciudad vive bajo el estigma de la inestabilidad. Antonio Casasnovas fue un político serio, vicepresidente con Paco Tutzó en la primera corporación del Consell. Traspasó las llaves del centrismo a Joan Sintes Anglada (1979-1983) de UCD, un profesor de 'mates' de Calós, que en 1999 se embarcó y naufragó con la Unió del Poble de Balear (UPB) de Vicent Garau. Además de la UCD, los partidos fuertes de 1979 eran el PSM de Antoni Anglada ("L'Antuán"), con 5 concejales, y los comunistas de Andreu Bosch. El PSOE solo tenía un edil (en Maó, 5), José Cabrisas, que en 1983 ocupó el cargo de concejal de Urbanismo, con Antoni Orell Calafat (1983-1987) en la alcaldía. Ambos siguieron un camino paralelo, coincidente en el tiempo, pero sería injusto unir las causas y las consecuencias. Cabrisas fue expulsado del PSOE por un caso de corrupción urbanística destapado por este diario y Antoni Orell dimitió el 3 de agosto de 1987, justo después de asumir de nuevo la alcaldía, debido a que sus propios compañeros de partido le cuestionaban que planteara la dedicación exclusiva y cobrara un sueldo de la administración, cuando Pons Timoner en Alaior y Peralta en Es Castell se asignaban en el cartapacio nóminas mensuales de 200.000 pesetas. En 1983, Llorenç Brondo se presentó a las elecciones como candidato del CDS, pero con 251 votos no consiguió un puesto de concejal.

Orell fue un buen alcalde, de los que se toman en serio el servicio público y respetan la institución. Antoni Salvador Caules (1987-1991) le sucedió con el pacto con la izquierda. Cuatro años más tarde, Salvador no pudo con el empresario José Carretero Febrer (1991-1995), que se alzó con una cómoda mayoría absoluta (12 concejales del PP por 7 del PSOE y 2 del PSM). El industrial bisutero, con fama de honesto y buen gestor, no se sintió cómodo en política, ni con su propio partido. Había conseguido, sin embargo, marcar distancias con los socialistas, que incluso fueron ampliadas por su sucesor Gabriel Allés Vázquez (1995-1997), que revalidó la mayoría absoluta. El mismo año que Allés Vázquez se convertía en alcalde de Ciutadella, Franz Aichinger formalizaba la compra de Alparico, con un documento donde se condicionaba la operación a que fuera aprobada la urbanización de esta zona antes del 31 de diciembre de 1995. Gabriel Allés se vio obligado a dimitir. Assumpta Vinent Barceló (1997-1999), que tantas veces ha tenido que luchar para sacar a su partido de situaciones internas complicadas, asumía la alcaldía. En las siguientes elecciones, el PP fue castigado y no consiguió la mayoría absoluta (9 concejales de los 11 necesarios) y eso permitió la negociación de Pau Lluch Mesquida (1999-2003) con los partidos de izquierda que le llevaron a la alcaldía. Llorenç Brondo ocupaba entonces uno de los asientos de la oposición.

Y llegó la oportunidad de Llorenç Brondo Jover (2003-2009). Avel·lí Casasnovas fue el artífice de la candidatura y con un golpe de mano le presentó como cabeza de lista, evitando otras opciones. La aventura, con algún acto de piratería, acabó con Brondo y otros 8 concejales saltando por la borda del barco del PP y, poco después, Pilar Carbonero Sánchez (2009-2011), en la alcaldía.