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Benedicto XVI recibió ayer al embajador de Moldavia ante la Santa Sede, Stefan Gorda y subrayó en un discurso redactado en francés que "el legítimo" deseo de este país de entrar en la Unión Europea debe realizarse en el respeto "a los valores cristianos" que el viejo continente "no quiere ver o incluso niega".Así, el Pontífice destacó que el país "puede ayudar con valentía" a la Unión Europea "a descubrir de nuevo" la identidad "cultural" fundada en estos valores.

El Pontífice recibió ayer a los embajadores de Siria, Nueva Zelanda, Moldavia, Ghana, Belice y Guinea Ecuatorial y, después de pronunciar un discurso común, entregó a cada uno un discurso dedicado específicamente a cada país.

En su discurso al representante diplomático de Moldavia, el Papa mostró su agradecimiento al Gobierno moldavo por el reconocimiento jurídico de la Iglesia católica y las facilidades para "la construcción de nuevas iglesias, incluida la catedral" situada en la capital del país, Chisinau.

Estos hechos, según reconoció el Papa, demuestran "la excelencia del diálogo y la colaboración entre las instituciones civiles y la Iglesia Católica". Asimismo, el Pontífice subrayó también la necesaria colaboración "entre la Iglesia ortodoxa y la pequeña comunidad católica" para promover "los valores religiosos contra el materialismo y el relativismo".

En su discurso a la nueva embajadora de Ghana ante la Santa Sede, Geneviéve Tsegah, el Pontífice recordó los recientes progresos realizados por el país en el campo económico y social y también subrayó que la "armonía étnica" del país "ha sido un factor importante para crear una situación de paz y estabilidad".

Por otra parte, el Pontífice recibió también al embajador de Belice ante la Santa Sede, Llewellyn Lawrence, y subrayó en su discurso el "necesario" papel desarrollado por la Iglesia "en el campo de la instrucción".

En este sentido, Benedicto XVI recordó a los jóvenes que "más allá de la inteligencia y la buena voluntad" es necesaria también "una fe sólida" para asumir "un liderazgo cívico y social" para promover un futuro "estable, justo y pacífico".

Además, el Papa aseguró en su discurso al nuevo embajador de Guinea Ecuatorial, Narciso Ntugu Abeso Oyana, que la Iglesia promueve "una sociedad justa y solidaria que respete la dignidad del hombre y el ambiente" y pidió que se lleve a cabo "una distribución equitativa de la riqueza" en el país. El Papa expresó al representante diplomático de Nueva Zelanda su solidaridad con los afectados por el "devastador" terremoto del 22 de febrero.