Bengasi. Ciudadanos de Bengasi, la ciudad que fue la cuna de la revuelta, celebran los avances en Trípoli de las tropas opositoras - Reuters

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A media tarde de ayer lunes, la bandera del Consejo Nacional de Transición (CNT) ondeaba ya en la Embajada Libia en El Cairo. El cambio de colores auguraba que el fin de la era de Muamar Gadafi era inminente, aunque las informaciones provenientes de la región de Oriente Próximo eran confusas. Los rebeldes aseguraban entonces que la aviación de la OTAN pretendía bombardear el complejo de Bab al Aziziya, la residencia del mandatario, cuyo paradero a última hora de la tarde seguía siendo un misterio, y que se habían hecho con el control de la televisión estatal libia y del aeropuerto de Trípoli.
Las voces que auguraban el fin de la era Gadafi llegaban desde dentro y fuera del país de Oriente Próximo.

La bandera del CNT ondeaba en la Embajada en El Cairo, un cambio de colores que hacía ver el final de un gobierno que dura ya 42 años. Las informaciones eran confusas, pero los rebeldes aseguraban que la aviación de la OTAN pretendía bombardear el complejo de Bab al Aziziya.

Sería después de la oración que pone fin al ayuno del Ramadán, de acuerdo con lo que publicó la cadena de televisión panárabe Al Arabiya. Las conjeturas apuntaban a que líder libio podría continuar en su residencia, aunque lo cierto es que su paradero, a última hora de ayer, seguía siendo desconocido.

El complejo era la única resistencia de los carros de combate y los francotiradores gadafistas. Los rebeldes se habrían hecho con el control de Trípoli, donde habrían entrado entre los vítores de la población, según la versión de Channel 4.


Un portavoz de los sublevados dijo a Al Arabiya que los suyos se habían hecho con el control del aeropuerto internacional de la capital.

Otro, afirmó: "Los revolucionarios irrumpieron en el edificio de la televisión estatal (...) tras abatir a los soldados que lo rodeaban. Ahora está bajo su control".
La BBC daba otra versión de lo acontecido. De acuerdo con ella, algunos ciudadanos de Trípoli denunciaban que los insurgentes iban saqueando a su paso: "Están entrando en las casas y robando todo (...) Esto va a ser un desastre para Libia y para la OTAN", afirmó una fuente anónima.

Temiendo esto, Mustafa Abdel Jalil, presidente del CNT, amenazó con dimitir: "Hay grupos extremistas islamistas que buscan venganza y crear inestabilidad en la sociedad libia. No es ningún honor para mí dirigir un CNT que tenga a ese tipo de rebeldes trabajando para él", dijo a Al Yazira.

Ésta sostenía que había combates en Sidi Jalifa, en el centro de Trípoli, entre los insurgentes y las tropas controladas por uno de los hijos de Gadafi, aunque no especificaba cuál de ellos. La cadena informaba de que también se estaban llevando a cabo intensos combates en Boukamash, a unos 17 kilómetros de Túnez.

Uno de los vástagos del mandatario, Jamis Gadafi, podría haber sido hallado muerto, según Al Yazira. Mientras, Mohamed Gadafi, el hijo mayor, logró escapar.