Jürgen Stark. Era el economista jefe del BCE y el representante de Alemania en el banco - Reuters

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De nada ha servido el ambicioso plan de creación de empleo presentado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, o las declaraciones del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, para intentar calmar los mercados.

Las bolsas europeas, encabezas por el Ibex 35, protagonizaron ayer una nuevo "viernes negro" en el que pesaron como una losa las revisiones a la baja de las expectativas de crecimiento anunciadas el jueves por la OCDE y el BCE, que mantuvo a su vez los tipos en el 1,5 por ciento. Malas noticias que se sumaron ayer a un nuevo aviso a los bancos por parte del FMI y la dimisión del economista jefe del banco central de la moneda única y jefe , además de los rumores sobre Grecia..

Jürgen Stark presentó ayer su renuncia al cargo por su oposición al plan de compra de bonos de España e Italia que se activó a principios de agosto para calmar los ataques en el mercado contra la deuda de los dos países. El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, le agradeció "calurosamente" su "destacada contribución a la unidad europea durante muchos años".

Aunque el representante alemán en el Comité Ejecutivo del Banco argumentó "razones personales" para su dimisión - su mandato expiraba el 31 de mayo de 2014-, la prensa internacional ha atribuido claramente su precipitada dimisión a su desacuerdo con el programa de compra de bonos.

Jürgen Stark, un halcón en las políticas antiinflacionistas, ha seguido así los pasos del anterior presidente del Bundesbank, Axel Weber, que también renunció a presidir el Banco Central Europeo por oponerse a la compra de bonos griegos y portugueses o a su actual presidente, Jens Weidmann, que ha rechazado esta medida por considerar que socavará la confianza en el BCE.

Desde la reactivación del programa para ayudar a España e Italia, el BCE ha comprado 50.000 millones de euros en bonos y ha logrado rebajar la prima de riesgo de ambos países, que llegó en agosto a los 400 puntos básicos, por debajo de los 300 puntos. No obstante, en los últimos días la prima de riesgo ha vuelto a dispararse abriéndose el debate sobre la eficacia de la medida.

De hecho, la prima de riesgo ofrecida a los inversores por los bonos españoles a diez años respecto a sus homólogos alemanes llegó ayer hasta los 354 puntos desde los 319 que marcaba a inicio de la jornada marcando así sus niveles máximos de la semana. En concreto, a las 12.05 horas, los bonos españoles a diez años ofrecían un rendimiento del 5,359 por ciento. La italiana escaló hasta los 364 puntos.

Tras el anuncio de la dimisión del alemán la cotización del euro frente al dólar acentuó también su descenso, con lo que el canje acaba la semana en los 1,3817 dólares y se sitúa en su nivel más bajo frente al 'billete verde' desde el pasado 11 de marzo.

Pero ahí no acaba todo. La noticia de la salida de Jürgen Stark, que se produce además en un momento complicado para el BCE por su destacado papel en la lucha contra la crisis de deuda y la inminente retirada de Trichet, se unió a un nuevo aviso del Fondo Monetario Internacional.

La directora gerente de la entidad, Christine Lagarde, advirtió de que no se deben subestimar los riesgos de una mayor propagación de la debilidad económica "o incluso una crisis de liquidez" y aseguró que esta situación, junto a la "necesidad de convencer a los mercados", lleva a que algunos bancos europeos necesitan capital adicional.

"Es necesario actuar con urgencia para que los bancos puedan volver al negocio de la financiación de la actividad económica", aseguró la dirigente del FMI que ya anticipó hace unos días una "inminente recesión" provocando una nueva caída bursátil.

Estas malas perspectivas económicas, unidas al temor de que Grecia suspenda pagos, `provocaron miedo, mucho miedo en los inversores que propició un nuevo derrumbe en las bolsas del Viejo Continente, encabezado por el Ibex 35, que de nada le sirvió las dos últimas sesiones de rebotes.

De este modo, el selectivo español se ha ido de fin de semana con un descenso del 4,44 por ciento perdiendo así de nuevo la cota de los 8.000 puntos. En concreto, el Ibex cerró en 7.910,2 puntos, la cota más baja desde abril de 2009, dejándose las ganancias acumuladas y concluyendo la semana con una pérdida del 6,5 por ciento.

Milán cayó el 4,93 por ciento; Fráncfort, el 4,04; París, el 3,6, Londres, el 2,35 y Zurich, el 1,78.