Serafín Martín. El diestro preparándose para la última corrida - Reuters

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Pocas veces se ha vivido un espectáculo taurino con tanta pasión, pero ha sido una mezcla de emociones y rabia, protesta e impotencia, nostalgia y para algunos incluso la esperanza de que todavía pueda haber vuelta atrás.Una de las pancartas que acompañaban a los toreros en la triunfal salida a hombros lo expresaba con vehemencia: "Continuará...".
Pero el panorama está perfectamente definido y el día 1 de enero de 2012 entrará en vigor su prohibición en Cataluña de acuerdo a lo aprobado en julio de 2010 por el parlamento de esta autonomía.

Desatada pasión también por la comparecencia en la tarde de José Tomás, protagonista siempre en cualquier escenario y situación. Barcelona ha sido siempre su plaza talismán, y hoy contó con la suerte de haber tenido el único toro claramente propicio para hacer el toreo, su primero. Una suerte para todos.

El único toro del "Pilar" con ritmo y armonía, con fijeza y prontitud, embistiendo por abajo y se desplazándose largo. Todo eso sirvió para que Tomás lo bordara en el sentido estricto de la palabra. Un José Tomás pletórico en todo, perfectamente acoplado en una faena muy compacta, con momentos extraordinarios tanto con el capote como con la muleta. Con muchas cosas a favor, sin embargo, la capacidad de Tomás para entusiasmar fue enorme.

Una actitud soberbia para pasarse al toro más cerca que nadie, sin espacio entre su cuerpo y la muleta. Y una aptitud también cargada de genialidad. Más allá del empaque y la estética, la hondura de cada lance, de cada muletazo de José Tomás ayer tuvo un valor extraordinario.

Incidentes
Un grupo de aficionados a los toros y activistas antitaurinos han protagonizado unos altercados en las afueras de La Monumental de Barcelona al terminar hoy la última corrida en esta plaza, que pone fin a la fiesta taurina en Cataluña.

Mientras salían a hombros los tres toreros que formaron el cartel de despedida del coso barcelonés, unos veinte aficionados se acercaron a una decena de activistas que seguían manifestándose delante de la plaza contra las corridas y en defensa de los animales.
En medio de cierta confusión, unos y otros se enzarzaron en una pelea con empujones y golpes a la que puso fin una rápida intervención de la policía para evitar más incidentes.