Conferencia. González, Rubalcaba y Zapatero saludan a los asistentes a la Conferencia del PSOE - Reuters

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El PSOE saca su artillería pesada en vistas a las elecciones generales del 20N. La sorpresa de la sesión inaugural de la Conferencia Política del partido llegó con la inesperada intervención de Felipe González, ex presidente del Gobierno, que se puso "a las órdenes" de Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato socialista, hasta el día de los comicios y también después. La aparición ayer del antiguo mandatario eclipsó la comparecencia de José Luis Rodríguez Zapatero, actual jefe del Ejecutivo, quien agradeció la "lealtad" del aspirante, que ha sido su vicepresidente primero, y pidió para él "apoyo total".

Rubalcaba convocó a un 'peso pesado' del socialismo español para apoyar su candidatura. Felipe González apareció por sorpresa en la sesión inaugural de la Conferencia Política del partido y, de alguna manera, eclipsó la comparecencia de Zapatero, que sí se esperaba. El ex presidente del Gobierno se puso "al servicio y a las órdenes" del aspirante, "desde anteayer [por este jueves], hasta el 20N y después": "Para lo que quieras, a tus órdenes, como un militante del partido".

El ex mandatario destacó que mantiene "la misma rebeldía" que en 1982, en 1986 o en 1989, y "esas mismas ganas de seguir cambiando el país en la más apasionante de las historias, lleno de riesgos y de oportunidades". "Tengo ganas de seguir cambiando el país", añadió. Él fue el único de los 'primeros espadas' de la jornada del viernes que acudió a la Conferencia sin traje, el único con vaqueros y chaqueta de ante.

Fiel a su tradición de hablar libremente, el antiguo dirigente socialista defendió en su discurso que se saquen del IPC los precios del tabaco y del alcohol ["y yo soy fumador; lo lamento, recomiendo que no fumen"]. El objetivo: no pagar un alza de la inflación "por vicios personales o particulares". Incluso ironizó sobre si se incluiría en el índice el precio de "las pastillas que circulan por ahí para ponerse contentos".

Luego, sostuvo que España está haciendo su tarea pero que "la terapia de la sangría tiene unos límites", de manera que, además de ajustar la economía, hay que "buscar caminos para reactivar el crecimiento". González criticó a Angela Merkel, canciller alemana, defendió a Yorgos Papandreu, primer ministro griego, y cargó contra las agencias de calificación financiera. Para concluir, González dirigió unas palabras directamente al ex vicepresidente primero y ministro del Interior: "Nos quedan dos meses, Alfredo, eres lo mejor que puede ocurrir para este país y para lo mejor del socialismo democrático europeo, desde luego eres mi candidato".

Por su parte, Zapatero agradeció, ante todo, la "lealtad" y el "apoyo incondicional" de su equipo de Gobierno, en especial de quien ha sido su mano derecha.
El jefe del Gobierno también pidió a los socialistas que se vuelquen y den "apoyo total" a Rubalcaba, al que calificó como un candidato trabajador, "directo y esencial" y como un buen capitán de un equipo de fútbol: "Siempre da la cara, nunca se pone de perfil. Dicen que le gusta estar en todo, y no, es que le llaman para todo y él está siempre disponible".
Siguiendo por esa línea, el presidente contestó a quienes acusan al ex ministro de Interior de haber hecho recortes: aseguró que lo único que ha recortado han sido las muertes en carretera, la inseguridad ciudadana y "a ETA, hasta que esté agónica, como está en este momento". "Lo he vivido como nadie y lo sé como nadie", manifestó, elogiando el trabajo "constante, directo, concienzudo y planificado" del ex vicepresidente.

Añadió que, en la lucha contra ETA, han tenido un papel importante "algunos compañeros más", aparte de Rubalcaba. Así, dedicó "palabras emocionadas a todos los compañeros" del PSE, "por la tarea en favor de la paz que vienen desarrollando". El mandatario dedicó buena parte de su intervención a justificar sus medidas "difíciles", advirtiendo de que, con ellas, se evitó una "situación muy difícil" para los ciudadanos del país mediterráneo: "Tened la convicción de que era nuestro deber, nuestro deber con España, con este país, con su futuro, más allá de los errores cometidos, era nuestro deber y hemos procurado cumplirlo".

Según afirmó, su intención ha sido "mantener a España financiándose por sí misma y no tener que pedir ayuda", porque eso habría hundido al país durante mucho tiempo.