CANDIDATO. Hollande se llevó el 39 por ciento de las votaciones frente al 31 de Aubry - Reuters

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François Hollande y Martine Aubry encabezaron ayer la primera ronda de las primarias socialistas, y se enfrentarán el próximo domingo en la segunda vuelta prevista para designar al candidato de ese partido para las presidenciales del próximo año.

Ambos figuraban en los últimos sondeos como favoritos, por lo que la sorpresa de la jornada recayó en el lugar ocupado por el resto de candidatos, de los que Arnaud Montebourg se alzó por sorpresa en tercera posición, por delante, respectivamente, de la excandidata presidencial Segolène Royal, y de Manuel Valls y Jean-Michel Baylet.

El PS, en un proceso inédito, abrió la elección a todos los ciudadanos inscritos en el censo electoral, que hubieran firmado una carta de adhesión a los valores de la izquierda y pagado al menos un euro para sufragar los gastos de organización, estimados en 3,5 millones de euros.

La participación rozó según los últimos datos los dos millones de personas y con esa cifra las expectativas previstas, que hicieron que el primer secretario interino del partido, Harlem Désir, calificara de "verdadera ola democrática" y de "victoria para ese partido y para la democracia" haberla alcanzado.

Solventada la incógnita de la movilización y a falta de la validación final, el escrutinio reflejó, con 6.720 de los 9.474 colegios escrutados, que Hollande se llevó el 39 por ciento de las votaciones, frente al 31 de Aubry y al 17 de Montebourg, seguidos por Royal (7 por ciento), Valls (6 por ciento) y Baylet (1 por ciento), presidente del Partido Radical de Izquierda.

Ante la euforia socialista por la afluencia pese a la inclemencia del tiempo, el secretario general de la gobernante UMP, Jean-François Copé, recalcó "sin voluntad de chafar la fiesta" que la cifra refleja que han votado cuatro de cada diez franceses, por lo que "el 96 por ciento cree que las elecciones son el año que viene".

Esta primera vuelta de las primarias ha llegado precedida de seis semanas de campaña jalonadas por tres debates televisados, en los que los dardos entre los candidatos no se hicieron más evidentes hasta el último de ellos, y ni siquiera entonces se alejaron de la idea de que la batalla, más que interna, busca derrocar a Sarkozy.

Los conservadores gobernantes del actual presidente no han designado aún a su candidato, pero el jefe del Estado se presenta como el rival más obvio a batir.

Désir consideró ayer que ante el "inmenso éxito" de la primera ronda, atribuido a la imagen de respeto y de unidad de los socialistas dada por los candidatos, el partido "está listo para la gran cita" de las Presidenciales, que se celebrarán entre los próximos 22 de abril y 6 de mayo.

De esa carrera al Elíseo se retiró a la fuerza el exdirector del FMI Dominique Strauss-Kahn, cuyas aspiraciones a presentarse acabaron con la acusación de intento de violación de la empleada de un hotel de Nueva York en mayo, archivada en agosto por la vía penal, pero pendiente de un eventual proceso civil.

Los perdedores de ayer asumieron el resultado, y algunas como Royal, pese a tildar el suyo de "muy decepcionante", se congratularon de que se haya hecho avanzar "la izquierda, principalmente en la exigencia de una democracia participativa" y en la propuesta de soluciones para "reparar una Francia estropeada por la derecha".