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Asia Bibi es una mujer pakistaní, cristiana, casada y con cinco hijos, y está condenada a muerte por blasfema; su tragedia, su testimonio, su grito ("¡Sacadme de aquí!") ha sido recogido por la periodista francesa Anne-Isabelle Tollet.

"Leí su caso en un periódico, que informaba que Asia había sido condenada a muerte por blasfema y empecé a investigar sobre esa ley que condena la blasfemia y sobre ella", ha explicado en una entrevista con EFE Anne-Isabelle, quién pronto comprobó que "la historia no era tan sencilla, que había mucho odio por medio, y me di cuenta de que los que la acusaban estaban mintiendo".

El 14 de junio de 2009, cuando estaba trabajando en el campo, Asia bebió del agua de un pozo con uno de los vasos que estaban en el borde, lo que provocó que otras mujeres de religión musulmana le recriminaran que "hubiera mancillado el agua" por ser cristiana.

Denunciada y detenida, se le conmina a convertirse al islam para "lavar" su culpa, pero al negarse es condenada a muerte por una ley, vigente en Pakistán, basada en una interpretación de la sharia o ley islámica.

Anne-Isabell Tollet, que fue corresponsal en Pakistán durante tres años, considera que una de las razones por las que el caso se ha radicalizado ha sido por el apoyo expreso que le dio el papa Benedicto XVI. "A los pakistaníes no les gustó ser reprendidos por el representante de los cristianos".

Ella misma considera que eso, aunque bienintencionado, "no fue acertado porque el asunto se trasladaba al ámbito religioso y eso es una guerra perdida de antemano porque ellos nunca aceptarán órdenes de occidente, y menos del papa".

El asunto ha llegado a tal extremo que el gobernador de la región de Pendjab, Salman Taseer y el ministro de las Minorías, Shahbaz Bhatti, que la apoyaron y proclamaron su inocencia, han sido asesinados.