ministro. Sergei Lavrov, a la derecha, denuncia una agenda oculta de los países occidentales - Reuters

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El ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, ha dicho que un desbordamiento del conflicto de Siria hacia Líbano podría "terminar muy mal" y ha sugerido que algunos Estados occidentales tienen un doble rasero al pedir la paz pero a la vez apoyar a los rebeldes que buscan el derrocamiento del presidente Bashar al Assad.

Lavrov ha indicado que los países occidentales e islámicos deberían aumentar la presión sobre los opositores armados para que detengan los ataques y tratar de evitar lo que ha catalogado como esfuerzos deliberados por sembrar la discordia entre musulmanes suníes y chiíes.

Rusia, que ha vetado resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que condenan la represión del Gobierno de Al Assad pero apoya los esfuerzos de paz de la ONU, ha advertido de que el derramamiento de sangre en Siria podría expandirse.

"Ahora hay una verdadera amenaza de que el conflicto se extienda a Líbano, donde, debido a la composición histórica, étnica y religiosa de la población y a los principios en que se basa el Estado, podría acabar muy mal", ha advertido.

A los secuestros de los chiíes por los rebeldes sirios en Líbano este martes se han sumado los combates en Beirut provocados por el asesinato de un clérigo suní libanés opositor a Al Assad, en los peores enfrentamientos ocurridos en esta ciudad desde las luchas sectarias de 2008. "Los desacuerdos entre suníes y chiíes están empezando a quedar al descubierto y se agravan de forma artificial. Es una evolución muy peligrosa", ha señalado Lavrov después de sostener conversaciones con su homólogo de Sri Lanka. "Espero que todos los miembros responsables de la comunidad internacional, las naciones islámicas y occidentales y el resto del mundo saquen las conclusiones correctas y puedan parar esto a tiempo", ha agregado.

Además, ha indicado que Rusia está presionando al Gobierno de Al Assad para que se adhiera al plan de paz del enviado de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, y ha ratificado las acusaciones de Moscú de que otros están fomentando que los opositores violen el alto el fuego que comenzó el pasado 12 de abril. "No debemos mirar para un solo lado, esperando el cumplimiento incondicional del plan por parte del Gobierno, mientras que la oposición no sólo no se ha contenido sino que, en esencia, es incitada a continuar las provocaciones armadas", ha resaltado.

Sospechas

Además, el ministro ha manifestado sus sospechas de que algunos países "tienen una agenda oculta y de hecho desean un cambio de régimen". "Estos actores deben decir honestamente lo que quieren: una solución política en Siria sobre la base de los principios aprobados por el Consejo de Seguridad o un cambio de régimen", ha subrayado.

Aunque no ha nombrado a ningún Estado, ha dicho que Rusia había visto "estas posiciones de dos caras" el año pasado en Libia y en 2003, cuando la invasión a Irak liderada por Estados Unidos "no estaba justificada por el objetivo de un cambio de régimen sino por consignas contra la proliferación de armas nucleares que no estaban allí".