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El jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, volvió a urgir ayer al BCE a inyectar liquidez en la zona euro y afirmó que el Gobierno está dando la "batalla" en Bruselas para que la UE avance en la integración fiscal y en una unión bancaria con eurobonos y un fondo que garantice los depósitos.

Rajoy reunió a los senadores del PP y después participó en su última sesión de control en el pleno de la Cámara Alta antes del verano, con el mismo mensaje ante los dos auditorios: hay que tener "tranquilidad" y "serenidad" porque se necesita tiempo para "arreglar el desaguisado" dejado por los socialistas.

"Las reformas no producen efecto en media hora y las cosas que se hacen bien tardan tiempo en producir sus efectos", manifestó ante el pleno del Senado, donde garantizó que, "aunque este año la situación no va a ir bien, si lo va a ir en el futuro próximo".

Se mostró absolutamente convencido de la estrategia emprendida por el Gobierno, que pasa por la austeridad y las reformas estructurales en España, y por "dar la batalla" en Bruselas para que se avance hacia una integración fiscal y bancaria.

Llevaba varios días defendiendo una unión bancaria y ayer especificó el modelo por el que apuesta España, que debe incluir los eurobonos, un supervisor bancario y un fondo de garantía de depósitos europeos.

No obstante, hizo hincapié en que lo más "urgente" es que se resuelva el actual problema de financiación, liquidez y sostenibilidad de la deuda, algo que no depende solo de España, como apuntó al recordar que el pasado agosto las inyecciones del BCE supusieron "un alivio considerable".

"Todo lo demás está muy bien, créame, pero no conduce a nada", le dijo al portavoz socialista, Marcelino Iglesias, quien insistió en la voluntad del PSOE de acordar una posición común con el Gobierno con una única condición: preservar el Estado del bienestar. El jefe del Ejecutivo pidió seriedad a los socialistas y les ha recriminado que no hayan apoyado ninguna de las iniciativas del Gobierno.