Comparecencia. Lavrov, a la derecha, junto con el secretario de Asuntos Exteriores británico - Reuters

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El ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, ha propuesto la celebración urgente en Moscú de una cumbre internacional sobre Siria ante el deterioro de la seguridad en el país, al tiempo que reiteró que Rusia vetará cualquier intento de resolución ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que proponga una intervención militar.

Lavrov justificó que "Rusia nunca aprobará el uso de la fuerza en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas" porque podría comportar "graves consecuencias para la totalidad de Oriente Próximo".

Lavrov puntualizó que esta negativa a la intervención "no tiene por objeto defender" al presidente Bashar Al Assad, sino preservar la estructura sectaria en el país". Es más, Lavrov aseguró que Rusia no se opondrá a la salida de Al Assad del poder siempre y cuando así lo decida por el pueblo sirio.

"Si los sirios están de acuerdo entre ellos, estaremos encantados de respaldar esta solución, pero creemos que es inaceptable imponer desde el exterior las condiciones para este diálogo", señaló.

El ministro reconoció que el régimen sirio había cometido "gravísimos errores" a la hora de gestionar la crisis, aunque volvió a denunciar la presencia en Siria de "terroristas" con financiación extranjera opuestos a Damasco, que obstaculizan el plan de paz del enviado especial de la Liga Árabe y la ONU a Siria, Kofi Annan.

"Tenemos informaciones de maltrato, asesinatos y ejecuciones contra partidarios del régimen sirio. Han atacado a nuestros expertos en Siria y muchos cristianos han muerto a manos de los terroristas", denunció el ministro. "El régimen sirio ha cometido gravísimos errores, pero han tenido lugar masacres y bombardeos que han contado con el respaldo extranjero".

Lavrov recordó que el plan Annan sigue siendo la única opción viable para resolver la crisis en Siria. El ministro solicitó la celebración inminente de una conferencia que involucre a Qatar, Arabia Saudí, Líbano, Jordania, Irak, Turquía, Irán, la Liga de Estados Árabes, la Unión Europea y la Organización para la Cooperación Islámica, como "partes integrales" del conflicto, que deberían acudir a la reunión "bajo el paraguas de Naciones Unidas".