Celebración. Suníes salafistas del Líbano bailan en Sidón para celebrar el atentado en Siria - Reuters

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Los rebeldes sirios asestaron ayer el mayor golpe desde marzo de 2011 contra el régimen del presidente Bachar al Asad, con el atentado contra la sede de la Seguridad Nacional en Damasco, que costó la vida al ministro y viceministro de Defensa, además de a un asistente presidencial.

El atentado, que supone un punto de inflexión en la rebelión iniciada hace 16 meses, causó la muerte en el acto del titular de Defensa, general Daud Abdelá Rayiha, y el "número dos" del ministerio y cuñado de Al Asad, general Asef Shaukat, quienes asistían a una reunión de responsables ministeriales y de seguridad.

Horas después, la televisión oficial siria informó del fallecimiento de un ayudante del presidente, el general Hasan Turkmani, a causa de las heridas sufridas en el atentado.
Entre los heridos figuran el ministro del Interior, Mohamed Ibrahim al Shaar, y el jefe de la Seguridad Nacional, Hisham al Ijtiar, que se encuentran estables.

Según pudo constatar Efe, la zona de la masacre -Abu Rumaneh- fue acordonada por las fuerzas de seguridad, que cerraron todos los accesos.

Tras el atentado, el régimen sirio designó al jefe del Estado Mayor, el general Fahd Yasem al Freich, nuevo ministro de Defensa en sustitución de Rayiha.

Al Freich calificó de "mártires" a los responsables fallecidos y prometió vengar su muerte, en un breve discurso en la televisión oficial.

"Esta acción cobarde y criminal no nos apartará de la lucha contra las bandas criminales terroristas", dijo el recién nombrado ministro y vicecomandante en jefe de las Fuerzas Armadas.

En la misma línea, el Ejército sirio también se comprometió a "limpiar la patria de la maldad" y perseguir a los autores del atentado, del que acusó a "mercenarios que trabajan para el extranjero".

Además, las Fuerzas Armadas lanzaron una advertencia: "Si hay alguien que piensa que con el ataque a algunos responsables se puede torcer el brazo de Siria, está equivocado".
La oposición siria denunció ayer la muerte de más de 60 personas en bombardeos y ataques de las fuerzas del régimen, como represalia tras el atentado.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, al menos 62 civiles y rebeldes perdieron la vida en esta jornada en el país, de los que una veintena murieron en la capital; una cifra que los Comités de Coordinación Local (CCL) elevaron a 102 personas.

El Observatorio precisó que, además de los fallecidos en Damasco, catorce de las muertes se registraron en la provincia meridional de Deraa, ocho en la provincia septentrional de Idleb y cinco en los alrededores de la capital.

La autoría del atentado ha sido reivindicada por el rebelde Ejército Libre Sirio (ELS), que afirmó haberlo perpetrado en coordinación con los agentes de seguridad y un cocinero de la sede de la Seguridad Nacional.

Los insurgentes planearon atentar contra un responsable político, pero al enterarse de la celebración de la reunión de ayer cambiaron su acción y decidieron detonar una ambulancia en el edificio durante la cita.

Este golpe es el más grave que sufre el régimen sirio desde el inicio de la rebelión, en marzo de 2011, al tratarse de los primeros altos mandos del Gobierno en morir por una acción de los insurgentes.

El general Rayiha era también vicepresidente de la Comandancia General del Ejército y del Consejo de Ministros y tuvo una dilatada carrera en las Fuerzas Armadas.
Nacido en 1947 y de confesión cristiana, ocupó el puesto de jefe del Estado Mayor hasta que fue nombrado ministro de Defensa en agosto de 2011.

Por su parte, Shaukat, era el esposo de la hermana del jefe del Estado, Bushra, y ocupaba el cargo de viceministro de Defensa desde septiembre de 2011.

De credo alauí (una secta derivada del islám chií), como la familia Al Asad, el general Shaukat fue en el pasado jefe de la Inteligencia militar y estaba considerado uno de los máximos responsables de seguridad y integrante del círculo más cercano al presidente.