Insurrección. Un tanque gubernamental quemado en Azzaz en la provincia de Alepo - Reuters

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La lucha entre los rebeldes y las tropas gubernamentales por el control de Damasco se libró ayer calle a calle en el corazón de la capital, en medio de duros bombardeos del régimen en todo el país para aplastar la insurrección.

Tras el atentado que descabezó la víspera el Ministerio sirio de Defensa, el mayor golpe asestado por los rebeldes al régimen desde marzo de 2011, las fuerzas leales al presidente Bachar al Asad intensificaron sus acciones tanto en Damasco como en otras ciudades.
En una escalada de la violencia de difícil solución, los combates prosiguieron en barrios como Al Midan y Al Qabun, según los grupos opositores, aunque las autoridades afirman perseguir a supuestos terroristas.

El "número dos" del rebelde Ejército Libre Sirio (ELS), Malek Kurdi, explicó a Efe por teléfono que en estos dos barrios se libran duros enfrentamientos y que las tropas del régimen han irrumpido en ellos con tanques.

Kurdi agregó que en las operaciones armadas lanzadas por sus hombres murieron numerosos "shabiha" (milicianos progubernamentales) y efectivos del régimen y que los rebeldes han tomado el control de puesto fronterizos con Irak y Turquía.

Otras zonas de la capital donde se registran combates y son atacadas por la artillería del régimen son Kafr Susa, Al Mezzeh y Al Tadamun, así como varias localidades de la periferia de Damasco como Dumair, Zabadani y Tal.

En declaraciones a Efe por teléfono, el activista Abu Qais al Shami, vecino de Al Tadamun, apuntó que este distrito está cercado por los soldados leales a Al Asad, que lo bombardean con helicópteros.

Mientras, en Al Mezzeh, un gran número de residentes se han desplazando a barrios más seguros por miedo a una posible operación de las fuerzas gubernamentales.

La oposición siria también denunció la muerte de decenas de personas por la violencia en el país, principalmente en Damasco y sus alrededores. Según los Comités de Coordinación Local esta cifra asciende a noventa y cuatro, entre civiles y desertores, mientras que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos documentó sesenta y dos.