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La bolsa española se disparó ayer un 4,41 por ciento pese a que un problema técnico detuvoo la cotización durante casi cinco horas, mientras el mercado de deuda continúa con la recuperación iniciada el viernes.

El principal indicador de la bolsa española, el Ibex 35, reconquistaba ayer los 7.000 puntos por primera vez desde el 4 de julio tras revalorizarse un 4,41 por ciento en la sesión, que se une al 6 por ciento que subió el viernes.

Así, el Ibex terminaba la jornada en 7.054 puntos, con un desplome anual del 17,66 por ciento, después de haber permanecido interrumpido durante casi cinco horas por un problema en el Sistema de Interconexión Bursátil (SIBE), uno de los mayores registrados por la bolsa española desde su informatización en 1989.

El operador de la bolsa, Bolsas y Mercados Españoles (BME), suspendió a las 10.05 horas la cotización de las cuatro plazas nacionales -Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao-, que no volvieron a marcar precios hasta las 14.50 horas, tras un periodo de subasta de casi cuatro horas.

Al cierre de la sesión, la rentabilidad del bono español a diez años bajaba hasta el 6,74 por ciento, lo que relajaba la prima de riesgo -que mide el interés adicional que piden los inversores por comprar deuda nacional en lugar de alemana- hasta los 534 puntos básicos, 9 menos que la víspera.

Al margen de los problemas técnicos, agosto es un mes con poco volumen de negociación, lo que favorece que se registren grandes fluctuaciones en los indicadores con operaciones relativamente pequeñas.

Según los analistas, el optimismo de ayer está relacionado con la confianza del mercado en que el Banco Central Europeo (BCE) utilice de alguna manera los fondos de rescate para aliviar la presión sobre la deuda soberana, a pesar de que eso implicaría una petición expresa de ayuda.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, defendió el pasado viernes que la decisión de acudir o no a los fondos de rescate para que compren deuda no está tomada y que, en cualquier caso, dependerá de los detalles del programa.

En este contexto y ante la negativa de Alemania a que el BCE compre deuda soberana, el primer ministro italiano, Mario Monti, ha reclamado más "margen de maniobra" y "apoyo moral" por parte del resto de países de la zona del euro para que las reformas tengan éxito.
Con el euro al alza y Wall Street en positivo, todas las grandes plazas europeas terminaron en positivo.