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El presidente de BBVA, Francisco González, ha apostado por que España pida ayuda a la Unión Europea "cuanto antes, siempre que sea posible", para que la compra de bonos soberanos por parte del Banco Central Europeo (BCE) surta su efecto beneficioso sobre la financiación del país y del conjunto de las empresas y contribuya así a reactivar el crédito.

González consideró que aunque finalmente no se utilice la totalidad de los recursos europeos de dicha ayuda, se trata de "un camino que abre las puertas" para que el instituto emisor europeo compre deuda española en el mercado secundario. "A partir de ese momento, España emite (deuda) a precios más bajos y eso tiene un efecto positivo en la banca y en la economía", dijo el presidente del BBVA, partidario de que no se hable de rescate, sino de 'línea preventiva de crédito o financiación', porque no será similar al apoyo recibido por Grecia o Portugal, aunque luego la prensa "diga lo que quiera".

González apostó por que dicha línea de crédito sea "pequeña" y se solicite "siempre y cuando sea posible", dado que el Gobierno español "tiene que luchar con Europa, donde cada uno tiene sus propios intereses". Es una situación que el Ejecutivo de Rajoy "ha de manejar con mucha delicadeza", porque "no tiene toda la libertad para actuar". En este escenario, enfatizó que la firmeza con que el organismo que preside Mario Draghi ha respaldado de forma ilimitada la estabilidad de los mercados financieros del euro "marca el principio del final de esta crisis" y argumentó que "los que están apostando en contra de Europa y del euro se equivocan".

Al ser preguntado en el Foro Deloitte ABC sobre si considera que dicho apoyo europeo podría acarrear efectos en las pensiones de los españoles, González se limitó a pronosticar que habrá "menos renta per cápita", porque "no hay milagros", pero quiso dejar claro que no le cabe duda de que España saldrá de la crisis como un país mucho más eficiente y competitivo. Será "un gran país en diez años", vaticinó.

En el panorama actual, la prioridad del Gobierno debe ser cumplir con los objetivos de déficit, ya que se trata de la única forma de recuperar "la credibilidad del país" y asegurar el bienestar de la sociedad a largo plazo. A su parecer, la austeridad es imprescindible para lograr el crecimiento. "No hay atajos", acotó.