SATISFACCIÓN. José Manuel Barroso y Herman Van Rompuy han agradecido el galardón - Reuters

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La Unión Europea (UE), que atraviesa uno de los momentos más graves de su historia, aseguró ayer que recibe el Nobel de la Paz 2012 "orgullosa" de su identidad y convencida de que los mismos valores que sustentan el premio serán el revulsivo para superar su crisis.

"El Comité del Nobel para la Paz y la comunidad internacional han mandado el muy importante mensaje de que la Unión Europea es algo precioso, que debe cuidarse por el bien de los europeos y del resto del mundo", afirmó el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Barroso tras conocer el reconocimiento internacional.

La idea de proporcionar reconciliación, paz, prosperidad y seguridad a los europeos después de la devastación del continente por la Segunda Guerra Mundial y de dejar las puertas abiertas a las democracias europeas le valieron ayer a la UE ese galardón.
Barroso subrayó que "este premio muestra que incluso en momentos difíciles como estos, la Unión es fuente de inspiración para los líderes y los ciudadanos de todo el mundo, y de que la comunidad internacional necesita a una Europa fuerte". El presidente del Ejecutivo comunitario afirmó también que el Nobel de la Paz es de los 500 millones de europeos que integran los actuales veintisiete Estados miembros de la Unión, con un poder económico que le sitúa a la cabeza de la economía global.

"Pese al pesimismo en la economía europea, este es un gran día para Europa... Es un día de orgullo para cada europeo", señaló el comisario europeo para Asuntos Económicos, Olli Rehn, desde Tokio donde asiste a la reunión anual del FMI y del BM.
La sorprendente concesión del galardón, por el que la UE competía con otras 231 candidaturas, de las que 43 eran también organizaciones, fue aplaudido también por el Parlamento Europeo y los partidos políticos en él representados que de manera general lo reconocen como un impulso para superar los malos tiempos.

Desde la CE, su portavoz, Pia Ahrenkilde, aseguró que "en este contexto de crisis, el premio es un revulsivo para resolver el bache económico con perseverancia y asegurar los valores de la UE para sus ciudadanos".
"El proyecto por la paz que representa la Unión también tiene una vertiente social: conseguir la mejor situación posible para los ciudadanos de la UE que lo están pasando tan mal con la crisis", dijo Ahrenkilde. Subrayó también que "salir reforzados de la crisis es asegurar la vigencia de los valores europeos que han servido de puente hacia el Nobel".
"Es el premio correcto para la organización apropiada en el momento adecuado", consideró ayer el director del instituto de estudios Carnegie Europe, Jan Techau. Precisó que este "premio que siempre ha sido político, le da a la Unión un impulso en un momento en que sus cimientos se están viendo sacudidos", en referencia a las turbulencias que afectan a la moneda única y por la crisis de la deuda soberana que viven algunos de los socios comunitarios.

Para Techau es también "un recordatorio para que los euroescépticos consideren los méritos reales de la Unión que tanto desprecian, pero también un llamamiento para que Europa se convierta en un actor estratégico serio en el mundo".
crÍtica
Sin embargo, uno de ellos, como el líder del grupo de los conservadores y reformistas, el europarlamentario, Martin Callanan, criticó la concesión y señaló "las políticas de la Unión Europea han exacerbado las crisis financieras y llevado a una inestabilidad política no vista en una generación".

Los líderes europeos también han leído en el reconocimiento del Nobel un impulso para los proyectos europeos, como señaló el primer ministro belga, Elio di Rupo, quien indicó que el premio llega "en unos tiempos difíciles económicamente, cuando la UE se encuentra haciendo frente al reto más importante de su existencia" Para Di Rupo, "la UE debe demostrar que es solo a través del diálogo y la solidaridad recíproca que se puede conseguir llegar a tiempos mejores".

La UE, que ha sido la organización número 21 en lograr el Nobel de la Paz, tiene que plantearse ahora quien será la personalidad que recoja el premio el próximo 10 de diciembre en Oslo, así como la acción a la que destinará el casi millón de euros con que está dotado.