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Un total de 28 militares del Ejército del régimen de Bashar al Assad y cinco insurgentes han muerto en ataques de los insurgentes contra tres controles en el norte del país, según ha informado el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.

Los tres controles militares atacados estaban situados en la principal carretera que vertebra el país de norte a sur entre Alepo y Damasco, concretamente en las inmediaciones de la localidad de Saraqeb.

En el ataque habrían participado varias unidades de las milicias rebeldes, según han informado fuentes de los propios insurgentes en declaraciones al Observatorio, un organismo independiente con sede en Londres.

El Observatorio hizo público ayer su balance diario en el que cifra en más de 130 los muertos en los distintos incidentes violentos registrados este miércoles en distintos puntos de Siria. Entre los fallecidos hay 55 civiles, 46 miembros del Ejército, 30 milicianos rebeldes y un desertor.

Por otra parte, al menos once personas han muerto y 39 han resultado heridas este miércoles, incluidos niños, por la explosión de una bomba en el barrio de Al Sayeda Zainab, en Damasco, según ha informado la agencia de noticias SANA.

Una fuente policial ha revelado a la prensa oficial que el artefacto explosivo estaba oculto en una bolsa de basura que estaba abandonada en una populosa calle de Al Sayeda Zainab.

En un principio, la televisión estatal ha informado de la existencia de trece heridos. Sin embargo, fuentes hospitalarias han elevado el balance a once muertos y 39 heridos, entre los que habría varios niños.

Además, una fuente local ha apuntado a SANA que un ataque de mortero perpetrado por supuestos grupos terroristas en Al Sayeda Zainab ha dejado varios muertos y heridos, aunque no ha concretado el número.

Por otro lado, la Policía de la Provincia de Damasco ha indicado que un coche bomba ha explotado en la principal calle de la localidad de Muaadamiyet al Sham, causando varias víctimas, pero tampoco ha detallado el balance.

Desde que comenzó el conflicto sirio, en marzo de 2011, más de 20.000 personas han muerto en los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y las rebeldes, según Naciones Unidas. El Gobierno de Bashar al Assad atribuye gran parte de las víctimas a los grupos terroristas.