Cumbre. Una imagen de la sesión inaugural de la Cumbre sobre el Cambio Climático - Reuters

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La Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático arrancó ayer en Doha con el objetivo de prolongar los compromisos del Protocolo de Kioto y lanzó una mirada hacia los países más desfavorecidos que sufren el aumento de las temperaturas.

La primera jornada de la cita, inaugurada por la presidenta de la cumbre anterior y ministra de Asuntos Exteriores sudafricana, Maite Nkoana-Mashabane, estuvo marcada por cinco reuniones paralelas. En una de ellas se analizó la situación de los países menos desarrollados frente al aumento de la temperatura global, a partir de un estudio realizado por la Universidad de la ONU.

La experta en vulnerabilidad social y adaptación de esa universidad Koko Warner advirtió de que las consecuencias a nivel humanitario del efecto invernadero en esos países ya son una realidad. Warner enumeró las secuelas que el cambio climático ha dejado en Bangladesh, país que ha visto aumentar la salinidad en sus aguas, lo que ha provocado que las plantas de arroz tradicionales no crezcan a los ritmos habituales.

En Bután han cambiado los patrones de los monzones, mientras que Gambia sufre sequías; Kenia, inundaciones; y Micronesia, la erosión en sus costas. Otros países también objeto de ese estudio fueron Etiopía, Burkina Faso, Mozambique y Nepal, que también se enfrentan a inundaciones y sequías que dificultan la habitabilidad y el cultivo.

La mayoría de las sesiones de ayer estuvo centrada en fijar las decisiones clave que deben adoptarse en Doha de cara al periodo que se inicia el 1 de enero de 2013, cuando concluye la primera etapa de compromiso del Protocolo de Kioto, el único tratado existente en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

La secretaria general de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, Christiana Figueres, también destacó en la sesión inaugural la necesidad de que esta cumbre dé una "respuesta urgente al cambio climático".