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La muerte de una enfermera que fue víctima de una broma radiofónica sobre el embarazo de la esposa del príncipe Guillermo, Catalina, conmocionó al Reino Unido.

Jacintha Saldanha fue la enfermera del hospital King Edward VII que contestó el pasado martes la llamada de dos locutores australianos que se hicieron pasar por la reina Isabel II y el príncipe Carlos, y a los que se informó sobre el estado de la duquesa de Cambridge, ingresada por fuertes náuseas provocadas por su embarazo.

La enfermera, de 46 años y madre de dos hijos, apareció ayer inconsciente en un domicilio cercano al hospital y posteriormente fue declarada muerta tres días después de que la falsa llamada protagonizara titulares en todo el mundo.

Aunque la policía no confirmó la causa del fallecimiento, los medios británicos apuntan a que se trata de un supuesto suicidio.

Los duques de Cambridge, a través de un comunicado, dijeron ayer que están "profundamente apenados" por la muerte de la enfermera, que formaba parte del equipo que atendió durante cuatro días en el hospital a Catalina, que fue dada de alta este jueves.
"Su alteza real fue cuidada maravillosamente bien en todo momento por todos en el hospital King Edward VII, y sus pensamientos y oraciones están con la familia, amigos y compañeros de Jacintha Saldanha", rezó el comunicado.

Fue el hospital el encargado de confirmar la muerte y su director, John Lofthouse, reveló que Saldanha, a la que calificó como una enfermera "de primera" que había cuidado a cientos de pacientes, llevaba más de cuatro años trabajando en el King Edward VII, el centro hospitalario utilizado habitualmente por la familia real británica.

Lofthouse aseguró que "el hospital le había estado dando apoyo en un momento difícil".
La llamada contestada por la fallecida se produjo el pasado 4 de diciembre a las 5.30 GMT y en ella los locutores de la cadena australiana 2Day FM se hicieron pasar por Isabel II y Carlos, abuela y padre del príncipe Guillermo.

Desde recepción, Saldanha que cogió el teléfono porque a esas horas no había ningún recepcionista, transfirió la llamada a la habitación, donde la atendió otra enfermera, que comunicó a sus interlocutores que la paciente se encontraba bien.

"Ahora mismo está durmiendo y de momento ha pasado una noche sin incidentes. Le hemos dado líquidos y está estable", explicó la enfermera, según se pudo oír en la emisora australiana.

El incidente tuvo una repercusión enorme en los medios británicos. El hospital King Edward VII aseguró que la enfermera no fue sancionada por lo ocurrido y portavoces de la familia real británica confirmaron que no habían presentado ninguna queja.