La Granja. Un jardín de la reserva segoviana - Reuters

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España se convirtió ayer en el segundo país del mundo con más reservas de la biosfera, tras la inclusión de tres nuevas zonas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Se trata de La Granja y El Espinar, en la Sierra de Guadarrama, al norte de Madrid, las Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo, en Galicia (noroeste) y las Tierras del Ebro, en Cataluña (noreste), que ya integran la lista mundial por decisión del Consejo Internacional de Coordinación del Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB).

Con estas tres nuevas zonas España adelanta a Rusia en la clasificación mundial, al tener un total de 45 zonas declaradas como reserva de la biosfera, sólo por detrás de Estados Unidos, que mantiene dos más.

La de La Granja y El Espinar, que sus promotores ya comenzaron a denominar antes de esta declaración de ayer en París como Reserva de la Biosfera Sierra de Guadarrama, cubre 35.414 hectáreas, aloja a una población de cerca de 14.000 personas y se encuentra en la provincia de Segovia, a 50 kilómetros al norte de Madrid.

En cuanto a la nueva reserva gallega, cubre alrededor de 116.000 hectáreas, alberga una población de cerca de 190.000 habitantes y engloba las cuencas de dos grandes ríos, el Mero y el Mandeo, con ecosistemas costeros y de montaña que dan cobijo a una gran diversidad biológica.

Sobre las Tierras del Ebro, la Unesco destacó que esta reserva situada en Cataluña, de 367.729 hectáreas de superficie, cuenta con una población de 190.000 habitantes y abarca el delta y la cuenca del Ebro, el río más caudaloso de España.

Las reservas españolas de la biosfera incluyen lugares tan destacados como Ordesa-Viñamala, las islas de Lanzarote, Menorca y El Hierro, las sierras de Cazorla y Segura, el parque de Monfragüe, los Picos de Europa, Sierra Nevada y la Cuenca Alta del Manzanares, sin olvidar a Doñana y Urdaibai.

Las reservas de la biosfera son lugares en los que, en concertación con las poblaciones locales, se experimentan prácticas innovadoras para conciliar la actividad humana y la conservación del medio ambiente, según la Unesco.