Francisco. El Pontífice saluda a un grupo de 250 niños de Milán que llegaron en tren - Reuters

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El Papa ofreció ayer el rezo habitual del Ángelus con normalidad tras la polémica por su ausencia del sábado en el concierto del Año de la Fe debido a "una urgencia inminente e improrrogable".

El concierto del Año de la Fe se celebró ayer con la llamativa ausencia de Francisco, más palpable aún debido a la silla vacía que se encontraba en mitad del auditorio en el que se celebró el evento y que debería haber ocupado el Santo Padre.

Antes de que se iniciara el concierto, el presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización y organizador del concierto, Rino Fisichella, salió para aclarar que la ausencia de Francisco se debía a la citada "urgencia inminente e improrrogable" y, acto seguido, leyó unas palabras del Papa para el evento.

No obstante y debido a los rumores ante esta ausencia, el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, reiteró posteriormente que no había "ningún motivo de salud" que indujera al Papa a no participar en el concierto, asegurando que la agenda del Pontífice se mantendría para ayer domingo.

Según apunta el 'Vatican Insider', los motivos de esta ausencia podrían estar en las entrevistas que Bergoglio está llevando a cabo con algunos de los Nuncios apostólicos que se encuentran en el Vaticano y que son el preludio de la reorganización de la diplomacia pontificia y, en especial, de la reforma de la Curia romana y de la Secretaría de Estado.
En cualquier caso, el Papa ha reaparecido hoy durante el rezo dominical del Ángelus, recordando a los "mártires que pierden la vida" por su defensa del cristianismo, "hombres y mujeres que son apresados por el solo motivo de sus creencias".

Ante los fieles congregados en la plaza de San Pedro, Francisco ha recordado que "hay dos maneras de perder la vida" por Jesús: la primera de ellas es la citada de los mártires de Cristo, "una fila inmensa" de hombres y mujeres que hoy en día, "aún más que en los primeros siglos" son llevados a la muerte por no renegar a Jesucristo.

Pero también ha recordado a aquellas personas que "pierden la vida por Cristo" sin necesidad de morir, en alusión a padres, sacerdotes o jóvenes que renuncian a sus propios intereses para dedicarse a los niños, a los discapacitados o a los ancianos.
Poniendo como ejemplo a San Juan Bautista, que se celebra el 24 de junio, "que ha dado la vida por la verdad", Francisco ha lamentado la situación de algunas personas. "¡Cuántas personas pagan a caro precio su empeño por la verdad! ¡Cuántos hombres rectos prefieren ir contra corriente, con tal de no renegar la voz de la conciencia, la voz de la verdad!", ha aseverado.

En concreto, ha instado a los jóvenes a "ser los primeros que vayan contracorriente y con dignidad". Y tener esta dignidad de ir precisamente contracorriente. "¡Adelante, sean valientes y vayan contracorriente! Y estén orgullosos de hacerlo", ha concluido.
advertencia

El Papa Francisco advirtió el viernes a los nuncios y representantes pontificios reunidos estos días en Roma del "peligro" que también afecta a los hombres de la Iglesia de ceder a "la mundanidad espiritual" -en palabras de De Lubac- que conduce a actuar para "la propia realización" y "no para gloria de Dios" y, al final, desemboca en el "ridículo".
"Es una palabra fuerte esta del ridículo, pero es cierta. Ceder al espíritu mundano expone, sobre todo a nosotros los pastores al ridículo. Podremos recibir algún aplauso, pero aquellos que parecen darnos su aprobación, después nos criticarán a la espalda. Esta es una regla común", ha destacado en la Sala Clementina del Palacio apostólico.

El Papa advirtió de que "los bienes, las prospectivas de este mundo terminan por desilusionar, llevan a no estar nunca contentos" y ha remarcado que "el Señor es el bien que no engaña" pero esto exige un desapego de sí mismo que se puede alcanzar "sólo con una relación constante con el Señor".

Al inicio de su discurso, Francisco destacó que la Jornada de los Representantes Pontificios que se celebra en Roma este viernes y sábado con motivo del el Año de la Fe "es una ocasión que el Señor ofrece para rezar y reflexionar juntos y para vivir un momento fraterno" y les ha agradecido su servicio.

Además, ha señalado que al ver a sus representantes en las Iglesias esparcidas por todo el mundo y bajo los distintos gobiernos "le da un sentido de catolicidad de la Iglesia, de su respiración universal".