Televisión. Un equipo televisivo hace guardia en el aeropuerto de Moscú - Reuters

TW
0

Tras dos días de absoluto mutismo oficial, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, resolvió hoy el misterio sobre el paradero de Edward Snowden al reconocer que el extécnico de la CIA está en tránsito en el aeropuerto moscovita, aunque descartó su extradición a Estados Unidos.

"Ha llegado como pasajero en tránsito y no necesita ni visado ni ningún otro documento. Como pasajero en tránsito tiene derecho de comprar un billete y volar adonde le dé la gana. No ha cruzado la frontera rusa y por tanto no necesita visado", subrayó el presidente ruso.

Horas antes, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, fue el primero en romper el largo silencio de Moscú sobre el paradero del hombre más buscado del momento para asegurar que Snowden no había cruzado la frontera de Rusia.
Putin, que aprovechó un viaje oficial a Finlandia para poner fin al misterio, descartó la entrega a Estados Unidos del exanalista acusado de espionaje y reclamado por Washington, al no existir, dijo, un tratado bilateral de extradición entre ambos países.

"Solo podemos entregar a ciudadanos extranjeros a aquellos países con los que tenemos los correspondientes tratados de extradición de criminales. (...) Con Estados Unidos no tenemos tal tratado", subrayó en una rueda de prensa en la ciudad finlandesa de Turku.
Dio así al traste con las esperanzas expresadas poco antes por el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, que en una rueda de prensa en la ciudad saudí de Yeda reiteró la petición a Rusia para que entregue a Snowden.

Ante el más que probable conflicto con Estados Unidos, Putin expresó su confianza de que este asunto no afecte a las relaciones ruso-estadounidenses.
"Espero que esto no se refleje de ninguna manera en el carácter práctico de nuestras relaciones con EEUU. Confío en que nuestros socios lo entiendan", apuntó el líder ruso.
No obstante, el jefe de la diplomacia estadounidense advertía ayer que habrá consecuencias en las ya de por sí maltrechas relaciones entre Moscú y Washington si Rusia no entrega al fugitivo.