Maria Seguí. La menorquina es directora general de Tráfico - Archivo

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Un total de 235 personas han muerto en accidente de tráfico en julio y agosto, lo que supone un descenso del 10 por ciento en un verano con casi tres millones menos de desplazamientos y en el que el 57 por ciento de los coches en los que murió algún ocupante tenía diez años o más.

El balance de siniestralidad de este verano es "esperanzador", en palabras del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien sin embargo no ha querido lanzar "las campanas al vuelo" porque una sola víctima es ya una importante razón para seguir trabajando por la seguridad vial.

Un minucioso análisis de los accidentes de julio y agosto, que ha presentado el ministro junto con la directora general de Tráfico, María Seguí, ha arrojado un descenso de 25 fallecidos menos que el verano de 2012 y una disminución en 36 del número de accidentes mortales en carretera (200 frente a 236 de julio y agosto del año pasado).

Siniestros en los que han resultado heridas graves 899 personas, un 34 por ciento menos (453) que los 1.352 que el verano pasado precisaron de una hospitalización superior a las veinticuatro horas.

Agosto ha sido el mes con mayor número de fallecidos en las vías españolas, aunque son 19 menos que en el mismo mes del pasado año, mientras que en julio perdieron la vida en la carretera 113 personas, seis menos.

Con una media de 1,2 millones de desplazamientos diarios, las vacaciones estivales han dejado en julio y agosto 76 millones de movimientos por carretera frente a los 78,8 millones que hubo en las del año pasado.

Un descenso en los viajes que el ministro no ha atribuido a la crisis, ya que la tendencia en la bajada media anual del 3 por ciento se viene produciendo desde 2006 cuando "no había conciencia de crisis en España" y debido también, entre otros factores, al aumento de la oferta del transporte.

Ha hecho hincapié el ministro en la relación directa que se observa entre la antigüedad del parque automovilístico y la accidentalidad. En un parque de más de 31 millones de coches, en casi seis de cada diez accidentes mortales (el 57 por ciento) el vehículo implicado tenía diez años o más.