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El ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi fue expulsado ayer del Senado de Italia tras su condena a cuatro años de prisión por fraude fiscal, lo que, en su opinión, viste de «luto» la democracia y no supondrá su derrota política, pues asegura a sus rivales que no se retirará a «ningún convento».

El empresario multimillonario, quien entró en política hace veinte años, volvió a acaparar toda la atención de Italia con la votación celebrada en el Senado sobre la retirada de su escaño, una cita a la que Berlusconi respondió con una multitudinaria concentración a las puertas de su residencia en el centro de Roma.

El resultado de la votación en la Cámara alta fue el previsto, con, entre otros, el Partido Demócrata (PD) del primer ministro italiano, Enrico Letta, apoyando la expulsión de Berlusconi, el líder con el que había formado la coalición de Gobierno que sacó al país del bloqueo político tras las elecciones de febrero.

La expulsión del ex primer ministro se realizó mediante nueve votaciones, las de otras tantas proposiciones planteadas por senadores que pedían que no se aplicara a Berlusconi la llamada «ley Severino» del anterior Gobierno de Mario Monti, que establece la salida del Parlamento de los condenados a más de dos años de cárcel. Las nueve votaciones, a través del procedimiento telemático (permite saber la opinión de cada senador), tuvieron un resultado muy parecido, situándose en una media de 194 votos en contra, 114 a favor y 2 abstenciones.

La retirada del escaño contó con el apoyo del Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo y del grupo de Monti, pero se opusieron, entre otros, los antiguos correligionarios de «il Cavaliere», el grupo del Nuevo Centroderecha del viceprimer ministro, Angelino Alfano, que se escindió por su desacuerdo sobre el apoyo al Ejecutivo de coalición.