Artur Mas con la imagen de Sant Jordi a su espalda - EFE

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El presidente catalán, Artur Mas, reclamó ayer al Gobierno que «deje votar» a los catalanes y «no levante muros para silenciar su voz», ya que Catalunya «prefiere gobernarse que ser gobernada», aunque al mismo tiempo admitió la falta de «unanimidad» alrededor del proceso soberanista.

En su discurso institucional de Fin de Año, emitido por TV3 y Catalunya Ràdio, Mas habló a los catalanes desde el Salón Mare de Déu de Montserrat del Palau de la Generalitat, sentado en una silla de madera, con la 'senyera', un cuadro con la figura de Sant Jordi y un árbol de Navidad a su espalda.

El presidente arrancó su alocución lanzando «un mensaje de ánimo y confianza», especialmente a «las familias que deben hacer frente a situaciones duras y adversas, de falta de trabajo, sufrimiento o enfermedad», a las que ha trasladado su «compromiso de trabajar tanto como haga falta para conseguir que todas las personas de nuestro país tengan una vida digna».

Pero fue la eventual consulta pactada entre las fuerzas soberanistas para el 9 de noviembre de 2014 la que centró la mayor parte del discurso, en el que hasta en dos ocasiones reclamó que se «deje votar» a los catalanes.

«Quiero aprovechar este mensaje de Fin de Año para pedir al Estado que nos deje votar. Que escuche la voz del pueblo catalán y que no levante muros para silenciarla. Que deje decidir a quien siente la necesidad de decidir», exigió Mas.

Tras destacar que «toda nación tiene implícitamente el derecho a decidir su futuro», el presidente catalán ha querido dirigirse a «aquellos que niegan incluso esta evidencia» y les recordó que Catalunya «se ha ganado el derecho a decidir».

«Los catalanes y las catalanas, los de ayer y los de hoy, se han ganado el derecho a decidir su futuro, porque han sabido mantener viva su identidad, su cultura, su lengua y su derecho, muy a menudo en contra de normas y leyes injustas», señaló.

Mas añadió además que los catalanes «se han ganado ese derecho» porque «han sabido acoger e integrar a millones de personas venidas de otros territorios de España o de países foráneos», así como por «haber sabido y querido mantener firme su voluntad de autogobernarse, en contra de todas las circunstancias históricas que lo querían impedir o las que ahora lo quieren limitar o disminuir».

«En una palabra, el pueblo catalán prefiere gobernarse que no ser gobernado. Y lo quiere hacer en una Europa más unida, más fuerte y más federal», dijo.