Los nuevos reyes de España, sus magestades Felipe VI y Letizia, han saludado a los miles de ciudadanos qua han salido a las calles de Madrid para aclamar el paso del cortejo real.

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Miles de ciudadanos han aguardado bajo el intenso sol el paso de los Reyes en el centro de Madrid, donde han derrochado entusiasmo y no han dado descanso a sus móviles y tabletas para inmortalizar un día que, según muchos, es histórico, y que para otros ha generado demasiadas «molestias».

Desde primera hora muchos eran los ciudadanos -gran parte de ellos turistas, claramente más madrugadores que los patrios- que se acercaban al centro para ver en primera persona a los Reyes.

Los que más han madrugado se han ahorrado el corte de calles y las dificultades para acceder a los puntos clave del recorrido, ya que el fuerte dispositivo de seguridad, los registros de mochilas y los rodeos que la policía obligaba a dar han enfadado a quienes apuraron hasta el último minuto, temerosos de perderse el paso del Rolls-Royce.

Con todo, no han sido muchos los que han madrugado y se ha notado en el recorrido de ida hacia el Congreso, ya que el coche de los Reyes ha pasado por una Gran Vía con escasos ciudadanos saludando.

Quienes han elegido Callao para ver pasar a los Reyes han podido seguir todos los actos oficiales en las pantallas gigantes de Callao City Lights, y han aplaudido cuando el Rey Juan Carlos ha colocado al Rey Felipe el fajín de capitán general de las Fuerzas Armadas, cuando ha jurado la Constitución o cuando la Familia Real ha salido del Congreso.

Una mujer que veía el discurso del Rey a través de las pantallas de Callao (con subtítulos) se ha emocionado al ver el aplauso del Congreso a la Reina Sofía. «Es lo mejor de la familia real, es sencilla y con valores», ha dicho.

Otra pedía que se dé «una oportunidad» a la Reina Letizia para ver «si llega al nivel de la Reina Sofía», mientras un grupo de señoras debatía acaloradamente sobre los beneficios de la Monarquía, y un hombre increpaba a otro por no coger el banderín que le ofrecían.

El entusiasmo ha arrastrado a algunos, hasta el punto de que saludaban incluso a los helicópteros de la Policía, y otros no tenían vivas suficientes para todo el que pasaban: «¡Viva el Ejército!, ¡Viva la Guardia Civil!, ¡Vivan los 'geos'!, ¡Viva la Marina!, ¡Viva la Policía!», coreaban sin descanso.

Perros ataviados con la bandera nacional, un espontáneo tocando el himno con una armónica, chicas con coronas sobre sus cabezas y gente 'estresada' ante tanto 'quehacer': «Quiero mover las banderas al mismo tiempo que hago fotos, ¡y no puedo!», se lamentaba una mujer, visiblemente agobiada.

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No sólo el tiempo ha sido distinto al día de la boda de don Felipe y doña Letizia -hoy los paraguas (y había muchos) eran para protegerse del sol, no de la lluvia-, sino que los 'smart phones' han marcado la diferencia: si entonces muchos escuchaban la radio con cascos para saber cuándo se daban el 'sí, quiero', este jueves muchos seguían en sus móviles y tabletas en 'streaming' el discurso del Rey y hacían fotos del ambiente, sobre todo de la caballería.

Y, cómo no, los 'selfies' han triunfado, especialmente los que se hacían muchos viandantes en la Puerta del Sol con la foto gigante de los Reyes a sus espaldas.

Una foto que no se ha librado del sarcasmo, ya que a pesar de ocupar todo el alto del edifico de la Real Casa de Correos, muchos criticaban que fuera más pequeña que la fotografía de Sergio Ramos -de un anuncio de colonia- que cuelga en otro edificio de la Puerta del Sol.

Pepa ha venido desde Calpe (Alicante) para ver la proclamación del Rey, un hombre de su «quinta» del que espera que «cambie este país» y «elimine la corrupción», y ha lamentado tener que verlo encaramada a una farola por no haber tarimas para el público.

Julia también ha recorrido muchos kilómetros (desde Valladolid, donde es monja) para apoyar a la Monarquía, que «lleva a España por el buen camino», e igual que ella Alberto, madrileño, ha coincidido en que ha sido «el periodo de paz y prosperidad más largo», y por eso han acudido con sus tres hijos con su bandera de España de 2,10x1,40 metros.

Cafeterías, kioscos y tiendas han hecho negocio, sobre todo vendiendo agua, y también intentaron hacer 'negocio' en la plaza de España cinco rumanas de etnia gitana -conocidas de sobra por la Policía-, a las que unos agentes han invitado a marcharse.

El calor y la impaciencia han reinado un buen rato, y los servicios de emergencia han atendido a muchos mareados por el calor, además de alguna caída y hasta una picadura de araña.

«Ha merecido la pena, ¡qué preciosidad!», decían algunos tras ver pasar a los Reyes, esta vez en coche descapotable y con Felipe VI en pie -un «detalle muy bonito» que demuestra su «valentía» porque le convertía en «un blanco fácil"-.

Otros, en cambio, mostraban enfado por no haber podido caminar libremente por las calles tantas horas, y muchos decepción porque, pese a haber ido hasta el centro, no han podido acceder a la Plaza de Oriente, ya desbordada de gente.

Y mientras los ciudadanos se dispersaban, los agentes de policía, misión cumplida ya, ha repuesto fuerzas en plaza de España con agua, café y fruta.