Agentes de la Guardia Civil llevan en volandas a uno de los seis inmigrantes que se encontraban en lo alto de malla antitrepa de Melilla tras un nuevo intento de entrada a la ciudad autonóma a través de la valla fronteriza con Marruecos por parte de decenas de inmigrantes subsaharianos. Tras casi dos horas encaramados a la valla los seis inmigrantes han sido obligados a descender en la zona entre vallas y entregados a la gendarmería marroquí. | Francisco G.Guerrero

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La presión migratoria que vive Melilla desde hace meses se ha acrecentado en las últimas 72 horas, en las que se han producido hasta seis intentos masivos de entrada a través del vallado, en los que han participado unos 1.600 subsaharianos.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha destacado la «situación difícil» de Melilla y del Estrecho por estos intentos de entrada y ha abogado por una política «contundente» contra la inmigración ilegal, que confía que lidere Italia, otro de los países afectados por la llegada de inmigrantes y que ocupa la presidencia de turno de la UE.

La última de las tentativas de acceso a Melilla por parte de subsaharianos se ha producido a partir de las 7:30 horas y en ella han participado alrededor de 250 personas, de las cuales solamente una ha conseguido acceder a la ciudad autónoma.

Unos 15, según cifras de la Delegación del Gobierno, se han quedado encaramados a la valla -algunos durante casi dos horas-, aunque, como ocurrió ayer, finalmente han sido entregados a Marruecos, algo que Amnistía Internacional califica como «expulsiones ilegales».

Previamente, agentes de la Guardia Civil, subidos a escaleras, habían negociado con los inmigrantes para que se bajaran, algo que finalmente han hecho, obligados por la presencia de dos agentes marroquíes que, subidos a la valla desde su territorio, han amenazado y golpeado a alguno de los subsaharianos.

Se han vivido, entonces, algunos momentos de tensión, a los que se ha sumado la caída de otro de los encaramados desde una altura de cuatro metros o la veloz huida por la zona del entrevallado de otro inmigrante, que iba a ser entregado a Marruecos y que, poco después, ha sido interceptado.

Como el resto de días, durante el intento de salto a la valla, la carretera de circunvalación, que discurre paralela al perímetro, ha permanecido cortada en algunos tramos, con un fuerte despliegue policial, en el que han participado una veintena de vehículos del instituto armado.

Los agentes llevaban guantes y mascarillas, elementos que se les han distribuido ante la creciente preocupación, que no alarma, por el virus del Ébola.

No obstante, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) se queja de la falta de información y de medidas, no sólo para evitar el ébola, sino también otro tipo de enfermedades como la meningitis.

También esta asociación echa en falta un protocolo de actuación en la valla para evitar casos como la investigación abierta por el Juzgado de Instrucción número 2 de Melilla, que ha pedido identificar a los guardias civiles que presenciaron una supuesta agresión de un gendarme marroquí en la valla el pasado 18 de junio.

Pese al gran número de inmigrantes que han tratado de entrar a la ciudad en los últimos días, sólo 80 han cruzado a la ciudad, gracias, según la Delegación del Gobierno, a la cooperación hispano-marroquí.

También influye la denominada malla antitrepa instalada que, si bien no es infranqueable, sí da un mayor tiempo de reacción a las fuerzas y cuerpos de seguridad para poder desplegarse.

No obstante, los inmigrantes ya buscan fórmulas para poder hacer frente a los pequeños agujeros de la malla, que impiden introducir en ellos los dedos y dificulta, como su propio nombre indica, poder trepar.

Garfios, anclas, tornillos en los zapatos y escaleras caseras son algunos de los elementos utilizados para poder escalar y conseguir su sueño ansiado: pisar Europa sin salir de África.