Imagen de un joven consumiendo cannabis | Josep Bagur Gomila

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Aunque uno de cada seis jóvenes reconoce que el consumo de cannabis es bastante o muy peligroso, un 62 por ciento apuesta por su venta liberalizada con matices, ya que un 53,6 % defiende que esté controlada en farmacias o sitios autorizados y solo un 8 % aboga porque sea «sin limitación».

Estas son algunas de las conclusiones del estudio «Tendencias de cambio en la representación del cannabis. La perspectiva de adolescentes y jóvenes españoles», elaborada por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), y presentada hoy en rueda de prensa.

Según el estudio, elaborado mediante una encuesta 'online' a 1.205 jóvenes entre 16 y 34 años, un 60 % se muestra cercano a la permisividad del consumo en adultos, frente al 26 % que apuesta por la prohibición total, mientras que un 64,5 % se muestra partidario de permitir su cultivo.

La encuesta, financiada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, revela que solo un 14 % de los jóvenes minimiza su riesgo o peligrosidad y un 26 % aboga por la prohibición total.

El director general de la FAD, Ignacio Calderón, ha destacado que estamos en una etapa en la que el debate sobre la liberalización de las drogas está encima de la mesa y ha advertido de que se trata de «un tema muy complejo en el que cualquier movimiento que se pueda producir nunca estará suficientemente reflexionado».

En consonancia con Naciones Unidas, Calderón ha recalcado que «hay que poner a la personas por delante de la sustancia» y ha considerado que «la clave» de la prevención está en la transmisión de valores en la educación infantil.

Y en este sentido, se ha preguntado: «¿Estamos haciendo lo suficiente?. Ni mucho menos», ha dicho.

La coordinadora del estudio, Anna Sanmartín, ha precisado que la percepción del riesgo varía en función del tipo de consumo. Así, casi un 63 % cree que si es diario es una fuente de problemas, frente a un 9,8 % que considera que, en general, es inocuo para las personas que están sanas.

Los problemas que se consideran más probables son los de tipo legal o los asociados al trabajo y/o los estudios. Un 60 % opina que es «muy o bastante probable» tener problemas legales por consumir.

Los jóvenes asocian el inicio en el consumo a una cuestión social o de ocio: el 53 % cree que el motivo es que sea compartido en el grupo de amigos y un 49 % considera que es para divertirse y pasarlo bien.

En cuanto a las actuales leyes de control del consumo, casi un 40 % apuesta por aumentar la permisividad; de ellos, un 15 % considera que deberían abolirse totalmente.

Más de la mitad de los encuestados opina que la liberalización aumentaría el consumo, si bien el 80 % cree que no influiría respecto a ellos mismos.

El director técnico del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud y de la FAD, Eusebio Megías, ha diferenciado entre los adolescentes y los jóvenes de más edad. La postura del primer grupo es más parecida a la de los adultos, mientras que los del segmento de 22-24 años «encuentran los riegos más tolerables y son más proclives a la legalización».