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Cartagena (Murcia), 21 oct (EFE).- El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha afirmado hoy que «el secesionismo es el Brexit de Cataluña», y ha acusado a los secesionistas de querer «quebrar 40 años de autogobierno en Cataluña sin paragón».

Sánchez ha hecho estas declaraciones durante su intervención en el decimoquinto Congreso Regional del partido en Murcia, que coincide con la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros para acordar medidas concretas en aplicación del artículo 155 de la Constitución para hacer frente a la actuación del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que serán anunciadas hoy por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Sánchez advierte a Podemos de que no es de izquierdas apoyar al independentismo

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha pedido este sábado a Podemos y a los colectivos de izquierda que apoyan las demandas de los independentistas de Catalunya que se separen del independentismo porque la fractura que están provocando en este territorio no la va a pagar la «aristocracia» catalana que dirigen las instituciones, sino los más vulnerables.

«¿Es de izquierdas poner urnas sin ningún tipo de garantías en un país que ha sufrido durante 40 años una dictadura; es de izquierdas defender a un colectivo que lo que está haciendo es proclamar la independencia como consecuencia de una insolidaridad con otras regiones de España por el mero hecho que pagan más recursos de lo que deberían pagar como consecuencia de su integración en España?», se ha preguntado en un mitin durante el congreso del PSOE murciano que elegirá una nueva dirección con Diego Conesa, recién elegido en primarias, como nuevo líder.

«No atisbo a ver ninguna bandera de izquierda en la causa secesionista», se ha contestado a sí mismo, calificando el movimiento independentista como «el Brexit de Catalunya».

Sánchez se ha vuelto a referir a Podemos para rebatir la acusación de que el PSOE, con su apoyo al Gobierno para aplicar el artículo 155 en Cataluña, es el PP. Ha explicado que PP y PSOE tienen profundas discrepancias sobre cómo debe ser España, pero «ninguna sobre la integridad territorial del país».