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Aludíamos ayer a las dificultades para obtener la cédula de habilitad, documento necesario para ejercer el alquiler turístico. Y hoy debemos referirnos a las demoras de los Ayuntamientos en la tramitación y concesión de las licencias de obras. Según los datos difundidos por el Colegio de Arquitectos, tras las consultas entre los profesionales, los ayuntamientos de Maó y Ciutadella tardan una media de un año para otorgar estas autorizaciones municipales, lo que implica el incumplimiento sistemático y reiterado del plazo máximo fijado por la ley, que es de tres meses.

El retraso medio en Balears es de 16 meses. Tal como advierten los arquitectos, estas demoras constituyen el caldo de cultivo idóneo para la proliferación de ilegalidades, a lo que debemos añadir que acentúa la inseguridad jurídica en la que se ven inmersos promotores, técnicos y constructores, pendientes de unos permisos que se eternizan. Los farragosos trámites y la falta de agilidad de las administraciones genera una dinámica en la que los perjudicados son los ciudadanos y las empresas al iniciar una obra. En Menorca siempre nos quedará el triste consuelo de que en Eivissa se retrasan más que nosotros.