Fachada de un supermercado DIA.

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La delicada situación que atraviesa DIA se ha revelado todavía más frágil este viernes al dar a conocer sus (pésimos) resultados del primer trimestre y la firma de un acuerdo para aplazar el pago de 912 millones de euros de deuda que, de tener que ser abonado ahora, habría dejado el grupo en un punto insostenible.

Cuando sólo faltan dos días hábiles para el fin de su opa -el plazo de vencimiento acaba el día 30 de abril-, la empresa ha escrito un nuevo capítulo en su negro historial de los últimos meses al estimar unas pérdidas de 140-150 millones de euros, nueve veces más que hace un año.

Las ventas han caído entre un 4,3 y un 9,9 %, hasta oscilar entre 1.615 y 1.715 millones de euros; y su resultado bruto (Ebit) ha ascendido a cerca de 120 millones de euros negativos, 20 veces peor que en el mismo período de 2018. ¿La razón? La compañía atribuye a la incertidumbre este deterioro de su negocio, y alude a la existencia de «rotura de stocks» -cuando falta un producto en tiendas o almacenes- como consecuencia del «endurecimiento de las condiciones» adoptado por sus proveedores.

Su nivel de deuda se ha agravado en 250 millones de euros, hasta superar 1.700 millones, y su patrimonio neto sigue empeorando: ha pasado de 99 millones negativos a rondar los 170-180 millones en números rojos.

Esta última cuestión no es menor, ya que debe restablecer el equilibrio para salir de quiebra técnica y su plazo se agota el próximo 20 de mayo; en caso contrario, DIA se verá abocada a la reestructuración de su deuda, al concurso o a la liquidación.

La divulgación de resultados preliminares es poco habitual en DIA -los oficiales están previstos para el 14 de mayo-, confirman diferentes analistas, quienes recuerdan que la empresa no tiene obligación de hacerlo.

Estos mismos analistas y accionistas minoritarios coinciden en manifestar su sorpresa por la publicación de estas cifras, que incluyen pormenores llamativos, como el gasto de 10 millones de euros en asesores en sólo tres meses.
«El consejo de administración siempre ha querido favorecer a LetterOne -sociedad controlada por el multimillonario ruso Mijaíl Fridman y que ha emitido la opa sobre la compañía-», acusa uno de estos minoritarios bajo condición de anonimato.

Otros analistas, por el contrario, vinculan la divulgación de los resultados y los mensajes del consejo recomendando a los accionistas acudir a la opa a un intento de por «guardarse las espaldas» ante posibles demandas por mala gestión.

De hecho, la Asociación de Accionistas Defensores de DIA ya ha citado este mismo viernes en un comunicado la posibilidad de iniciar medidas judiciales por este motivo.
En el entorno de Fridman consideran que el valor de la empresa se ha deteriorado durante los últimos meses y defienden los 67 céntimos ofrecidos en la opa dada la gravedad de la situación de DIA.

Responsables de LetterOne se han reunido este viernes con minoritarios a los que han mostrado una presentación sobre su proyecto en la que estiman que el valor actual de la acción rondaría los 22 céntimos.

DIA vivió este viernes una sesión en Bolsa marcada por la volatilidad y cerró con una subida del 3 %, hasta 60 céntimos.

Fridman necesita convencer a suficientes accionistas para que vendan y su opa tenga éxito, ya que uno de los requisitos es pasar del 29 % que controla actualmente a un mínimo del 64,5 %.

Posteriormente propone ampliar capital por 500 millones de euros para sacar a la firma de la quiebra técnica antes del 20 de mayo, aunque para ello exige igualmente que la banca acreedora acepte aplazar el vencimiento de toda la deuda a largo plazo de DIA hasta 2023.

Por el momento, las entidades financieras han aceptado la petición del consejo de prorrogar un mes -hasta el 31 de mayo- el vencimiento de créditos por valor de 912 millones de euros, cifra que fuentes del mercado consideran que, de haber tenido que ser abonada en este momento, habría provocado incluso que el grupo incurriera en suspensión de pagos.