Antonio Brufau, presidente de Repsol. | Reuters

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Repsol obtuvo un beneficio neto de 3.222 millones de euros en los nueve primeros meses del año, cifra un 66% superior a los 1.939 millones del mismo periodo del ejercicio pasado, según ha informado la compañía, que acelerará con ello la 'hoja de ruta' de su política de dividendos. El resultado neto ajustado -que mide el desempeño de los negocios- se situó en 4.564 millones de euros a cierre de septiembre, casi triplicándose con respecto a hace un año. Cerca del 60% provino del negocio internacional, cuyo principal exponente es el área de 'Upstream' (exploración y producción), que obtuvo un resultado de 2.431 millones de euros en el periodo impulsado por los precios de los hidrocarburos. Repsol destacó que esta senda de recuperación le está permitiendo «compensar parcialmente las pérdidas de los ejercicios 2019 y 2020, de más de 7.100 millones de euros», derivadas de los ajustes de activos para ser cero emisiones netas y de los impactos por la pandemia de la Covid-19.

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, destacó que el grupo "ha dado pasos de gran relevancia para impulsar su transformación, su perfil multienergético y descarbonizado«, destacando en este sentido las alianzas con socios estratégicos cerradas en los últimos meses para sus negocios de 'Upstream' y Renovables como »fundamentales" para seguir avanzando en sus objetivos y potenciar áreas clave. En lo que respecta al dividendo, el grupo aumentará hasta 0,35 euros brutos por acción la retribución en efectivo que se distribuirá a los accionistas el próximo mes de enero, al tiempo que el consejo de administración propondrá a su junta general ordinaria de accionistas del próximo año un pago complementario de otros 0,35 euros brutos por acción. Así, la remuneración efectiva en 2023 de Repsol para sus accionistas aumentará un 11%, hasta los 0,70 euros brutos por acción -frente a los 0,63 euros de este año-, con lo que la compañía adelantará el objetivo de retribución previsto en su plan estratégico para el año 2024.

A ello hay que añadir las recompra de acciones, otra forma de retribuir a sus accionistas. En este sentido, el grupo anticipará en tres años su objetivo de recompra y amortización de acciones, estando previsto alcanzar a finales de este ejercicio los 200 millones de títulos amortizados establecidos para todo el periodo 2021-2025. Para ello, la energética pondrá en marcha un nuevo programa de recompra que le permitirá amortizar los 50 millones de acciones que quedan para lograr este objetivo plurianual. A este respecto, Imaz puso en valor el ofrecer una retribución «atractiva» para los accionistas, adelantando sus compromisos estratégicos e «incrementando el valor para los más de 500.000 inversores» de la compañía.

Asimismo, la fuerte generación de caja operativa de la compañía permitió a Repsol llevar a cabo una importante reducción de la deuda neta, que cerró septiembre en 2.181 millones de euros, lo que supone un descenso de 3.581 millones de euros respecto a la registrada al inicio del presente ejercicio. Por su parte, la liquidez del grupo se incrementó a cierre del pasado mes de septiembre hasta los 12.426 millones de euros, suficiente para cubrir 4,81 veces los vencimientos de deuda a corto plazo. En lo que se refiere a las inversiones, principalmente centradas en la Península Ibérica, se elevaron un 47% en los nueve primeros meses del año con respecto al mismo periodo de 2021, hasta los 2.397 millones de euros.

Asimismo, Repsol ha destinado más de 2.000 millones de euros en los nueve primeros meses del año a incrementar sus inventarios para garantizar el suministro en España. El negocio industrial, donde la energética ha realizado desde 2008 inversiones en refino que rondan una media de 1.000 millones de euros anuales, mientras que en Europa se reducía la capacidad de refino, arrojó un beneficio de 2.031 millones de euros en el periodo, impulsado por los márgenes del refino que, a pesar de su alta volatilidad, registraron valores medios muy por encima de los de ejercicios anteriores.

No obstante, a pesar del actual momento positivo del negocio de refino, Repsol decidió registrar provisiones por deterioro en el valor contable de sus refinerías, cuya rentabilidad y competitividad a largo plazo quedarían impactadas en caso de no corregirse aspectos como la inseguridad del entorno de negocio y la presión regulatoria y fiscal en Europa. Estas provisiones suponen la mayor parte de los resultados específicos del periodo enero-septiembre, que se situaron en-2.086 millones de euros. Además, la compañía, ante la tensión de precios por el escenario internacional, ha mantenido descuentos en carburantes desde el pasado mes de marzo, con más de 300 millones de euros de ahorro para sus clientes. Esta decisión explica el descenso hasta los 373 millones de euros del resultado del área de Comercial y Renovables. Por otra parte, la actividad desarrollada por Repsol le llevó durante los primeros nueve meses del año a realizar una contribución fiscal de más de 11.800 millones de euros en los países donde está presente, de los cuales más del 70% se pagaron en España.