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La próxima gran cita que acogerá el Congreso de los Diputados es el debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo. El presidente del PP se someterá a una votación que se prevé fallida los días 26 y 27 de septiembre. Pero antes, la Cámara Baja acogerá un Pleno -aun sin fecha, pero es probable que sea la semana que viene- que ratificará el cambio del Reglamento para permitir a los diputados usar las lenguas cooficiales -catalán, euskera o gallego- en el hemiciclo. Será la constatación de que, a la espera de que el presidente gallego fracase, el PSOE y Sumar ensayan ya la nueva mayoría de la investidura, en la que esta vez tendrá que incluirse al Junts de Carles Puigdemont, expresident de Cataluña y fugado de la Justicia.

De momento no hay nada hecho en lo que respecta al proceso que le devolvería las plenas funciones como presidente del Gobierno a Pedro Sánchez. Queda mucho, dicen fuentes del Ejecutivo cuando se les pregunta por las negociaciones o por los pasos a dar en próximas fechas. Primero es el turno de Feijóo, insisten, por "respeto" al sistema parlamentario. Pero lo realizado va dando buena muestra de que, una vez rechazado el intento del líder del PP, podría estar más cerca una nueva investidura del socialista que la repetición electoral.

Más allá del acuerdo en sí, lo importante de cara a la conformación de un nuevo gobierno es el proceso. El cómo se llegó a ese acuerdo. Fue la vicepresidenta segunda en funciones y líder de Sumar, Yolanda Díaz, quien lanzó la cuestión a debate público. Lo hizo el 2 de agosto en una entrevista en TVE. No habían pasado ni dos semanas de la celebración de las elecciones generales del 23 de julio que dieron a Junts el poder para designar al nuevo presidente del Gobierno o forzar una nueva convocatoria electoral.

Fuentes cercanas a la también ministra de Trabajo cuentan que no fue casual. Además de destacar que es una medida "muy coherente" con su programa y con su campaña electoral -recuerdan que los mítines en Cataluña se celebraron en catalán y se hizo lo propio en Galicia, tierra de Díaz, o el País Vasco-, explican que fue una petición de Junts, partido con el que mantienen una interlocución fluida. "Con las altas instancias del partido", añaden las mismas fuentes, que dicen que la formación de Puigdemont ya aprobó "algunas medidas" de la coalición en la pasada legislatura. No obstante, hay un cambio significativo en el hecho de que Junts participe de una estrategia así, toda vez que la formación lleva cuatro años sin tener papel protagonista en la mayoría que sustentaba al Gobierno liderado por Sánchez.

En paralelo, quienes también se intercambiaban papeles eran el PSOE, que ha optado por no dar su versión sobre las negociaciones, y ERC, formación en la que recuerdan que los socialistas votaron en contra de una proposición similar en la pasada legislatura. "Es otra de las cosas que decían que era imposible y todo el mundo sabía que era mentira, lo que ahora se demuestra", explican fuentes de los republicanos, que también apuntan a que es una "carta" que a los socialistas "les sale casi gratis", puesto que no ven que vaya a generar una gran polémica ni un desgaste especial a los de Sánchez. Fue un acuerdo relativamente fácil.

Así las cosas, la apodada como 'la mayoría de la investidura' presentó el miércoles la proposición de reforma del Reglamento del Congreso para el uso de "todas las lenguas oficiales". La firmaban el PSOE, Sumar, ERC, EH Bildu, el PNV y el BNG. Junts, pese a haber estado en las negociaciones desde el principio, decidió quedarse fuera, pese a que su voto será favorable. Esta es otra de las pistas de lo que podría ocurrir en la nueva legislatura.

Fuentes parlamentarias aseguran que los catalanes liderados por Puigdemont no quieren pertenecer a "ningún bloque". Alguno de los diputados recuerdan que es "la Convergencia de toda la vida" y por eso "en algunos postulados están más cerca del PP" que de la izquierda. Otras fuentes añaden que esto es solo el inicio de la negociación para la investidura y Junts, "teniendo una militancia interna muy difícil", no puede unirse al bloque progresista tras años rechazando pactar.

Enmarcan en esa lógica también el discurso hilvanado el pasado martes por Puigdemont. Un día después de ser visitado por Díaz, dio una rueda de prensa en la que presentó sus condiciones para apoyar una investidura. La amnistía fue el punto principal. No renunció al referéndum, pero sí lo puso en un segundo plano, lo que estas fuentes interpretan como "un paso atrás" en la unilateralidad defendida siempre por Puigdemont y "un paso adelante" en la formación del nuevo gobierno.