Pero también por un exceso de aditivos ya que no es raro encontrar una decena de ellos en algunos productos. Ambas prácticas son especialmente comunes en los flanes de queso y de sabores, como los de café, chocolate, vainilla o dulce de leche.
De hecho, solo dos flanes obtienen una buena valoración, como son el flan de huevo de Consum y el flan de huevo al baño María Familiar de Reina. El resto, 55 flanes, son elecciones simplemente aceptables y su aporte calórico medio es de 132 kilocalorías por 100 gramos de producto.
Asimismo, de los 72 flanes analizados, solo cinco incorporan el mínimo de ingredientes tradicionales: leche, huevo y azúcar. El resto sustituyen el azúcar por jarabes en cantidades a menudo excesivas o, directamente, prescinden del huevo, como sucede en los flanes de sabores y de queso. El uso de aditivos es también habitual: solo 14 flanes los omiten, según advierten en la revista OCU Salud de agosto.
En definitiva, igual que sucede con los otros postres dulces de supermercado, OCU recomienda consumir los flanes solo ocasionalmente. Recurrir a flanes con edulcorantes en lugar de azúcar no es la solución; hasta la Organización Mundial de la Salud los desaconseja. Además, cuando se consuman, deben priorizarse los envases pequeños, de 100 gramos, frente los más grandes, de hasta 160 gramos.
Por último, es aconsejable evitar los aditivos en la medida de lo posible, aunque ya hay flanes que no los incluyen. El estudio de OCU también revela que las marcas blancas pueden costar menos de la mitad que las marcas tradicionales. En definitiva, igual que sucede con los otros postres dulces de supermercado, la OCU recomienda consumir los flanes solo ocasionalmente. Además, cuando se consuman, deben priorizarse los envases pequeños, de 100 gramos, frente a los más grandes, de hasta 160 gramos. Por último, es aconsejable evitar los aditivos en la medida de lo posible.
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