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Existen numerosas razas de perros en el mundo, cada una con sus características físicas como un pelaje diferente, un tamaño más grande o pequeño y, también, con las orejas alzadas o caídas. Esta última cualidad es propia de razas como el Pastor alemán, el Border collie o el Husky, entre otros, que cuando son cachorros tienen las orejas caídas y a cierta edad, se irguen.

En estas razas donde es propio que en su edad adulta tengan las orejas levantadas, es importante conocer cuándo más o menos se empiezan a erguir y qué hacer si no ocurre de manera natural, ya que puede tratarse de algún problema de salud que puede afectar a la audición de nuestro peludo.

Dependiendo de la raza, nuestro perro levantará las orejas entre los tres y los ocho meses de vida, momento en el que si aún no ha ocurrido, deberíamos preocuparnos y acudir a nuestro veterinario de confianza. No obstante, ¿qué puede llevar a que las orejas de nuestro perro no se irgan?

Uno de los mitos más famosos sobre tocarle las orejas a los perros afirma que, de hacerlo, éstas no se levantarán cuando crecen y se convierten en adultos, quedándose caídas y provocando graves problemas de audición a nuestros compañeros peludos.

Sin embargo, aquí hay mucho que matizar. Sí es cierto que las orejas están caídas debido a que el cartílago aún no es capaz de soportar todo el peso del pabellón auricular, ya que es débil y flexible, debido a que está en proceso de formación.

Esto hace que las orejas de nuestros perretes cuando son muy jóvenes sean sensibles y que, por supuesto, no sea adecuado estar doblándoselas o tirando de ellas y mucho menos de forma bruta o fuerte. No obstante, esto no quiere decir que porque las toquemos de forma suave o acariciándoles, vaya a suponer que a nuestros peludos se les queden caídas las orejas.

El motivo más normal para que a un perro no se le levanten las orejas suele ser porque simplemente necesita más tiempo y, de hecho, seguro que vemos cómo levanta una antes que la otra, algo que no debe preocuparnos.

Sin embargo, hay otros motivos de salud por los cuales también se puede dar esta caída de orejas y que sí que debemos revisar junto a un veterinario una vez pasado el tiempo límite (ocho meses), ya que puede ser que no le estemos alimentando adecuadamente, que tenga alguna enfermedad o que esté infestado de parásitos internos o externos.