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"Inédito", "histórico", "extraordinario", "de otro mundo"... Así de superlativos han sido los adjetivos que las autoridades y los especialistas han empleado para referirse a la DANA que barrió la Península Ibérica el fin de semana pasado primero y, días después, a la borrasca Daniel que está sacudiendo Grecia.

Aunque en un principio se habló de que las intensas lluvias podrían llegar a constituir un medicán, finalmente no ha alcanzado tal dimensión y los pronósticos meteorológicos han mejorado. La palabra 'Medicane', que la Fundéu recomienda escribir en castellano medicán, viene de la fusión de las palabras Mediterráneo y huracán y responde a un ciclón tropical mediterráneo. Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), explica a 20minutos que "no quiere decir que sean auténticos huracanes, pero sí comparten algunas características con ciclones tropicales".

¿Qué características? Del Campo expone que "tienen un ojo central sin nubosidad y las nubes están dispuestas alrededor de este ojo central libre de nubes, al igual que sucede con los huracanes". Otro aspecto quizá menos conocido por el público general es que "el núcleo del huracán -y de los medicanes- contiene aire más cálido que el de su entorno y esto es lo contrario de lo que sucede en las borrascas típicas que nos afectan normalmente, las DANAS, que en muchas ocasiones contienen un aire más frío que el de su entorno". El centro más cálido se debe, continúa el meteorólogo, "a la gran cantidad de calor que se libera cuando se forman las enormes tormentas que tienen lugar en esa zona central del área de bajas presiones, se libera una gran cantidad de calor al condensarse el vapor de agua y formarse las grandes nubes de tormenta. Por eso se forma un núcleo cálido".

Los medicanes son áreas de bajas presiones mediterráneas pequeñas pero, "en general, pueden generar un impacto enorme porque pueden dar lugar a vientos muy muy fuertes, superiores a los 120 e incluso 150 o 180 kilómetros por hora, y a precipitaciones torrenciales de gran intensidad con acumulados en 24-48 horas incluso cercanos a los 500, 700 o cerca de 1.000 litros por metro cuadrado en dos días, como hemos visto en el caso de Grecia. Son perturbaciones que pueden dar lugar a una gran adversidad", explica Del Campo.

Con todo, las devastadoras inundaciones que está sufriendo Grecia, que ha dejado máximos históricos de precipitaciones y al menos dos personas muertas [hasta este viernes, momento en el que se escribe esta información], no se puede considerar medicán. Así lo asegura a 20minutos la doctora en Físicas y meteoróloga de eltiempo.es, Mar Gómez: "En Grecia estamos viendo una borrasca gestada a partir de una DANA, con efectos muy adversos, pero de momento no ha llegado a formarse un Medicán. No ha llegado a tener características tropicales, al menos de momento".

A pesar de que las previsiones se han cumplido y se han alcanzado los mil litros por metro cuadrado de precipitaciones, Gómez sostiene que la borrasca Daniel "no es medicán". "Un medicán te puede dejar esas lluvias, pero también lo puede hacer una borrasca con unas lluvias muy severas alimentadas por la humedad del Mediterráneo. No tiene por qué ser un medicán el responsable [del episodio vivido en Grecia]". Las DANAS -antes llamadas 'gota fía'- son borrascas aisladas en las capas más altas de la atmósfera, con aire frío en altura, pero cuando interactúan con el aire más cálido en las capas más bajas pueden generar lluvias muy intensas. "Además, cuando tienen reflejo en superficie, sucede lo que ha pasado con Daniel, que ya no era una DANA sino una borrasca. El nombre se le otorgó por los graves efectos que iba a provocar", agrega la meteoróloga.

Formación

La formación de los medicanes no es siempre igual que en los ciclones 'auténticos'. Para que se forme un medicán, en el área del Mediterráneo de origen ha de darse una DANA o una borrasca con aire frío que dan lugar a la formación de grandes núcleos tormentosos con núcleo cálido e incluso con un ojo central. "No son formaciones muy frecuentes, como mucho se forman uno o dos al año, pero pueden ser muy destructivos", afirma Del Campo.

De la misma forma lo aclara Gómez, que agrega que "el aumento de la temperatura del mar en las últimas décadas es un ingrediente adicional para que este tipo de fenómenos puedan aparecer de una manera más frecuente".

"Los medicanes parten de una borrasca fría y plana en superficie y de una DANA en altura. Estas características parecía que [Daniel] las tenía, pero luego no evolucionó. Lo que ocurre es que con la humedad del Mediterráneo se van formando las bandas nubosas en rotación, en espiral, y van generando la rotación característica de los ciclones tropicales", continúa la portavoz de eltiempo.es.

Gómez también apunta que no son habituales en el Mediterráneo, si bien el otoño es "la época más propicia" para su formación, porque es cuando más caliente está el agua del mar después del verano. Estas formaciones no son relativamente recientes, ya que los primeros ejemplos destacables se remontan a septiembre de 1969 en Malta, a enero de 1982 en Libia o a principios del otoño de 1983 en Túnez. Más recientemente, en septiembre de 2020, el medicán bautizado como Ianos también tuvo consecuencias catastróficas en Grecia y sur de Italia.