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Llega el 1 de enero, la fecha por excelencia para poner en práctica propósitos: ir al gimnasio, adelgazar, dejar de fumar, hacer más deporte, leer más... pero la mayoría de las veces, estos intentos fracasan. ¿Por qué?

Tal y como recoge el Mirror en un reportaje, citando a la psicóloga Terri Bly, uno de los mayores problemas con estas resoluciones es que a menudo se centran en grandes cambios radicales, como corregir los hábitos alimentarios o dominar un nuevo idioma.

"En lo que nos equivocamos con los propósitos de Año Nuevo es en la idea de que se supone que habrá cambios grandes y radicales porque suena un poco sexy, pero como humanos no estamos programados para hacer grandes cambios radicales", explica Bly.

Hasta el 50% de las resoluciones fracasan, generalmente porque las personas establecen metas poco realistas o porque no tienen claro lo que realmente quieren lograr.

Para evitar esto, puedes intentar establecer objetivos más pequeños, como dedicar cinco minutos al día a aprender una nueva palabra o habilidad. Esto nos permite introducir cambios sostenibles, en lugar de renovar nuestras vidas de una sola vez.

Los propósitos de Año Nuevo también pueden cambiar porque es posible que no sepamos por qué queremos cambiar en primer lugar. Por ejemplo, si queremos ir al gimnasio, ¿es porque queremos ponernos en forma, adelgazar o algo más?

Si hay una razón clara, entonces podría ser más fácil atenerse a los objetivos y trabajar con una visión a largo plazo en mente. Bly dijo: "Necesitamos comprender qué es lo que quiero para mí. ¿Cómo puedo conseguir eso?".

Otra razón por la que las resoluciones pueden fracasar es porque, en primer lugar, no estamos preparados para que se produzca un cambio. El modelo de 'etapas de cambio' es una forma de comprender el proceso por el que pasan las personas antes de estar psicológicamente preparadas para el cambio.

El modelo se compone de las siguientes etapas:

  • Pre-contemplación: estás empezando a tomar conciencia de que puede haber algo que cambiar
  • Contemplación: estás pensando en hacer un cambio.
  • Preparación: comienzas a elaborar un plan para lograr un cambio.
  • Acción: Pones en práctica el cambio.
  • Mantenimiento: Determinas cómo mantener el cambio.

La mayoría de las personas que cumplen con sus propósitos de Año Nuevo probablemente se encuentren en la etapa de 'acción' cuando toman sus propósitos, mientras que aquellos que fracasan no. Esto indica que es poco probable que las personas que hacen propósitos de Año Nuevo por capricho tengan éxito.

En cambio, una cierta cantidad de pensamiento y preparación y planificación psicológica (y posiblemente física) debe incluirse en una resolución de Año Nuevo para poder sostenerla.