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La Fiscalía del Principado de Asturias solicita penas que suman doce años y nueve meses de prisión para un procesado por abusar sexualmente de forma continuada de su pareja, amenazarla y agredirla. La vista oral finalizó este viernes en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, con sede en Oviedo, y quedó vista para sentencia.

El Ministerio Fiscal defiende que el procesado, de 45 años, fue pareja sentimental de la víctima, de 33, durante un año aproximadamente, hasta mayo de 2021, cuando ella puso fin a la relación. En el transcurso de la misma, con varias rupturas y reconciliaciones, convivieron en el domicilio de ella en Langreo, un municipio de Asturias, donde también vivían dos hijas de la mujer, menores de edad.

El órgano incide en que la convivencia se caracterizaba por "las continuas desavenencias y fuertes discusiones entre ellos, propiciadas por la actitud celosa del procesado". Durante el tiempo que fueron pareja, la víctima no tenía interés en mantener relaciones sexuales y así se lo había dicho al procesado, por lo que esperaba a que estuviera dormida para, sin su consentimiento, acceder a ella y realizar el acto sexual con penetración vía vaginal. Este hecho se repitió al menos hasta enero de 2021, un número indeterminado de veces.

En alguna de estas ocasiones ella se despertaba percatándose de lo que el acusado le estaba haciendo y le dejaba terminar para evitar mayores conflictos. Otras veces, especialmente cuando había tomado medicación para dormir, la víctima no se despertaba y lo detectaba al día siguiente por los restos y marcas que tenía de la penetración, reprochándoselo al procesado. Él alegaba que no se daba cuenta, que lo hacía dormido, que el médico le había dicho que lo hacía deforma inconsciente.

El fin de la relación

En este contexto, a primeros de mayo de 2021, ambos se encontraban en el domicilio donde convivían cuando se originó una discusión porque el hombre quería llevarse un dinero que había en la casa, y la mujer se lo impidió. En el transcurso de la pelea, él la cogió violentamente por el cuello, apretando con fuerza y empujándola. Fue en ese momento cuando la hija de la mujer, que tenía 11 años, intervino pidiendo a gritos al procesado que parara, que iba a matar a su madre.

A finales del mes, tras otro enfrentamiento entre ambos, la mujer le pidió que se marchara. Antes de que él se fuera con el coche, ella bajó a recoger unas pertenencias que tenía en el vehículo, momento que aprovechó el procesado para golpearla y ponerle la cara contra el techo, originándose un violento forcejeo entre ambos.

Finalmente, el hombre se marchó lanzando improperios. A continuación, por miedo a que el procesado volviera, la mujer llamó al padre de su otra hija menor de edad y fueron al domicilio de este.

Cuando ya se encontraba en casa del padre de la niña, el procesado la llamó insistentemente por teléfono y, con ánimo de amedrentarla, le envió por WhatsApp dos fotos íntimas de ella que habían hecho cuando eran pareja, acompañadas de mensajes que le causaron "gran perturbación y desasosiego" en la mujer, ante la posibilidad de que llegara a publicarlas en las redes.

La Fiscalía atribuye al acusado un delito continuado de abuso sexual, un delito de maltrato, otro de lesiones y otro de amenazas.