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La semana pasada se enumeraron una serie de factores económicos negativos que podían tener un trasfondo positivo para las bolsas, especialmente tras las caídas que se suceden desde finales de 2021.
Las europeas no están exentas de estos factores. De hecho, el Banco Central Europeo ha anunciado subidas de tipos de interés para este mismo mes de julio y la inflación continúa disparada a pesar de las caídas del precio del petróleo desde que alcanzara sus máximos. En un entorno tan incierto es complicado incluso asumir más riesgo en un sector o en otro en función de la situación macroeconómica. Por una parte, la banca, tan presente en Italia o España, debería ser uno de los más beneficiados por las subidas de tipos de interés, pero al mismo tiempo, es uno de los más perjudicados por una ralentización económica.

Al automovilístico, con mucho peso en el DAX alemán, también le afecta negativamente la ralentización. Sin embargo si ésta lleva consigo una flexibilización de los «cuellos de botella» que han impedido la fabricación y venta a escala general, podrían disfrutar de un respiro.
Similar situación para los semiconductores, con cierto peso en los Países Bajos que, en cambio, se ven históricamente perjudicados por las subidas de tipos de interés, al igual que ocurre con la tecnología en general.

Aparte del subsector de microchips, es difícil encontrar grandes tecnológicas en Europa, aun habiéndolas. En cambio, sí hay un gran universo de small y mid caps (pequeña y mediana capitalización, que no es lo mismo que pequeña y mediana empresa) que a pesar de ello pueden encontrar una ventaja por su capacidad de adaptación y poder de fijación de precios.
Otro ejemplo es el energético: tras meses comportándose bien por el encarecimiento de la materia prima, lo seguirán haciendo o ellos solos han provocado la ralentización que frenará sus ventas y por tanto su cotización.

Son ejemplos de los principales sectores en Europa, a los que habría que añadir los defensivos de telecomunicaciones y farmacia. Visto esta dicotomía, los soportes son fundamentales para buscar momentos de giro o de continuación de una tendencia. Aunque cada inversor debe buscar los de activos o de sectores que invierte, aquí se muestran los de algunos índices de referencia:
El IBEX español, está en una tendencia lateral entre los 7.800-8.000 y los 8.500 puntos. En caso de romper por arriba puede fijar ya su próximo objetivo en 9.200. Sin embargo, si no puede con el suelo los 7.500-7.300 a los que ya cotizó en marzo pueden ser su nuevo soporte.

El EuroStoxx está dentro de una tendencia bajista a corto plazo, pero dentro de una alcista a largo: aguantar los 3.350-2.360 sería muy importante para frenar las caídas y volver a buscar máximos anuales, siempre teniendo en cuenta que en 3.830 tendrá una resistencia. En caso de más caídas, puede buscar freno en 2.900.Por último, el DAX alemán también cae dentro de una tendencia alcista y tiene marcados «escalones» debido a movimientos laterales previos: ahora está entre 12.400 y 13.600; en caso de superarlos subiría al de 13.600-14.800 y de allí a buscar sus máximos históricos. Sin embargo por abajo los encuentra en 12.400-11.400 y 11.400-10.000.