Estela Armada es la dueña del restaurante Tierra de Ibiza. | ARGUI ESCANDON

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A Estela Armada siempre le ha gustado cocinar, pues ha sido su pasión desde niña, pero de adulta la vida le llevó a dedicarse al mundo de la publicidad y del marketing. «Trabajaba por cuenta ajena y me di cuenta que el trabajo que realizaba en inversión de tiempo no era reconocido y no me satisfacía realmente. Me encantaba mi trabajo porque lo doy todo cuando hago algo y trabajo mucho, pero llegó un punto en el que dije ‘bueno, ¿y qué?, ¿dónde estoy y dónde voy? Y me lo planteé todo. Pensé que tenía que hacer algo diferente y qué mejor algo que siempre me ha gustado hacer, como es la cocina», explica esta emprendedora, que ni corta ni perezosa estuvo dos años dándole vueltas a tener su negocio propio.

La idea le venía rondando por la cabeza desde hacía tiempo, mientras trabajaba en una empresa. «En un momento dado siempre iba a buscar comida porque no tenía tiempo a preparármela, ya que trabajaba muchas horas. Me fijé en la oferta que tenía alrededor para comprar comida ya hecha y pensaba que estaría bien ofrecer opciones saludables, para cuidarse más y sentirse mejor», cuenta Armada. En ese momento, su cabeza hizo ‘click’ y decidió cambiar de vida: «siempre me rondaba por la cabeza el crear algo propio y al final llegué al punto de pensar ‘éste es el momento’ porque cuando tienes una pasión innata al final acaba saliendo a relucir», precisa.

Así fue cómo nació Tierra de Ibiza, un espacio gastronómico en el que se puede degustar deliciosos platos saludables, elaborados con producto local y cien por cien caseros. Además de ser un lugar en el que se puede aprender a cocinar gastronomía tradicional ibicenca o bien otras cocinas del mundo gracias a sus talleres y también conseguir deliciosos platos de comida ya elaborada con el cariño y la paciencia de lo hecho en casa.

Tierra de Ibiza

«Somos varias cosas. Por un lado, un restaurante que ofrecemos comidas caseras, todo elaborado con AOVE y con ingredientes frescos y naturales, ya que potenciamos mucho el producto local. Ofrecemos también comida casera para llevar en envases sostenibles y más saludables para las personas que no dispone de mucho tiempo para cocinar, pero se quieren cuidar. Además hacemos talleres de cocina para adultos, niños y grupos y tenemos un espacio interior muy chulo para hacer eventos y celebraciones privadas. Así pues, el patio interior está ambientado como si fuese una casa payesa, representando el campo de Eivissa», explica la dueña de Tierra de Ibiza.

En este punto es preciso resaltar que los platos de cocina ibicenca son trabajados con mimo, paciencia, esmero y todos con productos locales, por lo que es necesario encargarlos 24 horas antes. «Es una cocina más elaborada, que requiere tiempo y reposo, por eso funciona por encargo», precisa. En este sentido, los platos ibicencos que se pueden encontrar en Tierra de Ibiza son ‘bullit de peix’, guisado de huevos payeses con sobrasada y botifarró, ‘arròs de matances amb porc negre’, ‘sofrit pagès’, ‘frita de polp i de sípia’, entre otros bocados de la tierra ibicenca. A esto se suma también que elabora menús para la campaña de Navidad, Nochebuena y Nochevieja, lo que ella misma llama «delicias listas para servir en mesa». Y es que a Estela Armada le gusta «cocinar por intuición. En mi cabeza se crean ideas y me pongo a ello y me sale algo muy rico. A eso se suma que soy muy anfitriona y me gusta mucho cuidar a las personas a través de la comida y que se sientan a gusto».

LOS INICIOS. En abril de este 2024 se celebran sus primeros cinco años de vida. Inicialmente, Estela Armada perfiló crear un negocio de catering y organización de eventos. «Pero cuando realmente me senté a pensar qué quería hacer pensé ¿qué voy a crear? Empresas de catering y organización de eventos en Eivissa hay muchas. Entonces dije voy a crear un espacio que me permita organizar eventos y ofrecer catering, pero que no solo me limité a eso». Por dicho motivo optó por crear experiencias gastronómicas, «crear un espacio versátil que me permita hacer diferentes cosas; vivir experiencias gastronómicas a través del espacio, de la cocina, de la comida y poder hacer actividades con niños y adultos. Ofrecer un poquito de todo», explica.

Esta versatilidad a la hora de definir su negocio le llevó a no perder el ánimo en tiempos de coronavirus. «Los inicios nunca son sencillos y encima hemos tenido los años de pandemia. Hemos ido creciendo poco a poco, pero como somos un concepto un poco diferente nos cuesta darnos a conocer. Ya estamos en el quinto año y ahora estamos empezando a tener más movimiento, la gente ya nos conoce más», explica. Y añade: «mi padre llegó a decirme que quizá en tiempos de pandemia tendría que replantearme el cerrar y le dije que no había pasado el año que había pasado antes de abrir para luego encerrarme en casa y darme por vencida. Entonces, me reinventé y empecé a ofrecer comida yo sola porque no podía tener contratado a nadie. Lo de quedarme de brazos cruzados no va conmigo».

Una vez superada la pandemia, en este ejercicio está viviendo su quinto año con mucho optimismo. «Doy gracias a mis clientes. Soy muy afortunada, la verdad. Soy un restaurante de todo el año en el centro de Eivissa, por lo que en verano, por ejemplo, ofrezco talleres para niños, ya que a mediodía no hay tanta afluencia de público. Tengo una clientela fija que siempre digo que son mis angelitos, se deshacen en halagos hacia mi cocina y desean que me vaya muy bien y eso es muy bonito; me siento muy acogida y arropada por mis clientes», explica.

Además de clientela fija local, también recibe a muchos turistas interesados por la cocina de la isla. Precisamente, algo que considera muy gratificante es cuando sus clientes dejan reseñas positivas en Google. Así, recuerda con cariño una muy especial «de cinco párrafos, en plena pandemia de coronavirus cuando un chico que vino a comer aquí puso que había una única chica que se encargaba de atender y de todo lo otro, pero que no pasaba nada porque le ponía pasión y ganas a todo lo que hacía. Se me saltaron las lágrimas».

Y es que lo más gratificante para ella de toda esta aventura empresarial es «el cariño que me dan las personas que disfrutan con lo que hago. Siempre pienso mucho en positivo, obviamente he tenido momentos malos como todo el mundo, pero ante los retos tiendo a crecerme; nunca me planteo que hay algo que no pueda hacer».

Entre sus metas a corto y medio plazo se encuentran seguir fomentando el producto local con la compra a proveedores de la isla «ofreciendo opciones caseras, saludables y avanzar en ser un referente para quienes quieren disfrutar de la comida ibicenca». ¿Y un consejo para quienes se estén planteando montar su propio negocio? «Tener confianza en uno mismo porque equivocándose es como salen las cosas y te equivocarás mucho, sobre todo al principio. Tampoco hay que perder de vista la idea de negocio y, sobre todo, lanzarse cuando lo tengas todo bien atado; todos los flecos cerrados aunque tardes un poquito más en abrirlo», concluye.