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Alrededor de 700 mujeres ejercen la prostitución en Balears de forma permanente, pero en algunos momentos del año esta cifra puede alcanzar picos de 2.600. Esta es la estimación que maneja el Grup d'Estudi sobre la Prostitució a les Illes Balears (GEPIB) de la UIB, aportada por Lluís Ballester. El GEPIB presentó ayer el estudio 'Historias de tráfico, trata y prostitución. Proceso migratorio de mujeres nigerianas en Mallorca', un trabajo realizado a partir de los testimonios de veinte mujeres nigerianas que ejercen la prostitución en Palma recogidos por las educadoras sociales del Casal Petit, un centro de atención a mujeres de las Germanes Oblates.

De las 298 mujeres atendidas por este casal en 2013, una de cada tres (98) son nigerianas y han llegado a la Isla a través de mafias. Salen del país para escapar de la pobreza, casi todas procedentes de Benin City.

La decisión de emigrar, explicaron las autoras del trabajo, Magdalena Alomar y Xisca Plasencia, está relacionada por la visión que se tiene de Europa: «Mis paisanos contaban cosas muy buenas cuando volvían de Europa, decían que era muy fácil ganar dinero. Así como lo contaban, parecía como el paraíso de la Biblia», declaró una de las participantes. A partir de ahí, contactan con alguien que les promete los medios para salir, y comienza el trabajo de las mafias. Les exigen cantidades que van de 1.000 a 80.000 euros.

Desde el principio del viaje son traficadas como mercancías y empiezan a sufrir varios tipos de violencia y amenazas, incluso se les hace vudú y se les obliga al silencio: «Me dijo que si yo hablaba con la policía y les decía quién era mi chula, me moriría», relata una de las afectadas. También sufren abusos sexuales: «La persona que te trae es como un novio y se acuesta con todas las chicas».

Algunas mueren en el camino y al llegar a Marruecos pueden ser dejadas a su suerte. Una vez en su destino se encuentran con la realidad, que es ejercer la prostitución (quizá ya lo sabían pero no imaginan las condiciones) o delinquir, a lo que también son obligadas por las mafias. Las que consiguen pagar su deuda, es probable que continúen prostituyéndose por falta de otra salida. Todas temen denunciar a las mafias por miedo a las represalias para ellas y sus familias». El objetivo de la investigación es dar visibilidad a esta realidad y sensibilizar a la sociedad.