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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, disfrutó en Eivissa de los últimos días de vacaciones antes de incorporarse al frenético calendario político que se abre ante el próximo debate de investidura de Mariano Rajoy en el Congreso.

Sánchez ha recibido duras críticas en las redes sociales y diferentes medios de comunicación por permanecer de vacaciones en un momento en el que el país se encuentra inmerso en una situación de bloqueo institucional, en plenas negociaciones entre el PP y Ciudadanos para que Rajoy sea presidente.

El líder socialista pasó 'un fin de semana largo' en Cas Pla, un exclusivo hotel rural de 16 habitaciones ubicado en Sant Miquel cuyo precio por noche supera los 300 euros en el caso de las suites con vistas al mar de la costa norte de la isla.

Pedro Sánchez viajó a la isla acompañado de su mujer, Begoña Gómez y sus dos hijas. En familia visitó el Puerto de Sant Miquel y el sábado estuvo en ses Salines, donde disfrutó de un tranquilo día de playa en algunas de las pequeñas calas que se suceden a lo largo del parque natural como Cala Pluma, donde el líder socialista intentó pasar desapercibido entre los bañistas que, en pleno mes de agosto, llenan la arena.

La primera aparición de Sánchez en Eivissa fue el pasado viernes, cuando compareció ante los numerosos medios de comunicación que acudieron a la convocatoria para volver a decir 'no' a Rajoy acompañado de varios políticos socialistas, entre los que se encontraba la presidenta del Govern balear, Francina Armengol, y el presidente del Consell d'Eivissa, junto a los que dio después un breve paseo por el puerto de Vila y el barrio de la Marina.

Sánchez, que abandonó el domingo la isla, no tiene previsto de momento convocar al Comité Federal para revisar su decisión sobre una posible abstención en la sesión de investidura.