El joven asesinado, Juan José Piña, de 36 años.

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Isabel González lleva un colgante con una fotografía tamaño carnet de su hijo, Juan José Piña. Un hombre lo mató de tres disparos en una casa de Santa Ponça, en 2016. El asesino era el exmarido de la pareja de Juan José. Luego se suicidó con la misma escopeta.

Balears reconoce ahora, por primera vez, a un hombre como víctima de violencia machista. El Institut Balear de la Dona (IBDona), en su memoria anual, recoge el crimen de Juan José Piña en el contexto de la violencia machista.

El año pasado, seis mujeres fueron asesinadas. «Encontrábamos muy injusto que nuestro hermano no estuviera dentro de esta lista tan desgraciada», comenta Lucía, una de las hermanas del fallecido. «La ley de violencia de género está hecha sólo para las mujeres». «No pedimos que cambien las leyes. Pedimos que pongan un anexo donde se reconozca ese porcentaje pequeñito que ha sido matado por otro hombre con el fin de herir a una mujer», dice Carol, otra hermana de la víctima.

El empresario Bernardo Ferrà, de 66 años, mató a Juan José Piña, de 36, «para hacer daño» a su exesposa, Olga Bulashova, con quien tenía una hija en común de 12 años de edad. La mujer, de origen ruso, fue agredida, pero pudo escapar. Ocurrió la madrugada del 12 de mayo de 2016. El matrimonio llevaba unos meses separado y ella había rehecho su vida con Juan José Piña. El joven estaba amenazado de muerte por el empresario. Nunca lo denunció.

«Juanjo decía que tenía cinco chicas, sus cuatro hermanas y su madre», recuerda Carol. «Estamos luchando por la igualdad, el reconocimiento del hombre, también», añade». «No queremos ninguna ayuda, solo que se haga justicia», dicen. «¿Por qué por mi hermano no se guardó un minuto de silencio?», se pregunta Carol. «Vamos a luchar para que esté dentro de la estadística de violencia de género estatal», zanjan.