El buitre «Zarza» se encontró sin alimento al llegar a Menorca. | JOAN FLORIT

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La Conselleria de Medio Ambiente del Govern está tramitando un decreto que ofrecerá seguridad jurídica a los payeses y ganaderos, principalmente de la Serra de Tramuntana y Menorca, para que puedan dejar sus animales muertos (ovejas, cabras o vacas) en sus fincas o llevarlos a un lugar donde puedan servir de alimento a aves carroñeras o necrófagas (las que se alimentan de cadáveres).

El director general de Espacios y Biodiversidad, Miquel Mir, ha explicado que «existía un vacío legal con respecto a estos payeses y ganaderos, pues la normativa obliga a incinerar los animales muertos. Sin embargo, para algunos de ellos resulta muy complicado cumplir con esta normativa y había que ofrecerles amparo y seguridad jurídica para que puedan dejar los animales muertos en un lugar que ellos determinen, siempre y cuando la muerte no sea por causas infecciosas y no se generen consecuencias ambientales negativas por dejar el cadáver, o trasladarlos a un comedero de aves necrófagas, como buitres, milanas y miloques».

El director general señala que «evidentemente, en la naturaleza siempre encontramos animales muertos, pero la práctica ganadera necesitaba esta regulación para no quedarse fuera de normativa. Así, el payés o ganadero tendrá la opción de dejar su animal muerto en la finca o llevarlo a un comedero de aves carroñeras autorizado por la Conselleria, que también podrá habilitar determinados lugares como puntos de alimentación para necrófagas».

En cualquier caso, los puntos donde se dejen los cadáveres deberán situarse en zonas apartadas y poco accesibles para las personas, no solo por cuestiones sanitarias, sino también porque las aves carroñeras, especialmente los buitres, no se acercan a aquellos lugares donde detectan actividad humana.

La falta de animales muertos fue precisamente el principal problema que se encontró el buitre «Zarza» cuando llegó a Menorca, lo que le llevó a atacar a algunos animales vivos para poder comer.