Fachada de la audiencia Provincial de Baleares.

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Recurso contra el auto dictado por la Audiencia de Palma según la cual saldar una deuda monetaria a cambio de pedir sexo oral no es un delito. El abogado de la víctima, Eduardo Luna, ha interpuesto un incidente de nulidad por el sobreseimiento de las actuaciones. En su escrito, el letrado entiende que los jueces de la Audiencia vulneran el derecho fundamental de la denunciante y que la decisión debe considerarse nula de pleno derecho.

La Sección 2 de la Audiencia de Palma, presidida por Diego Gómez-Reino, dictó que saldar una deuda contraída de forma voluntaria con felaciones o «convertirse en la xiribeva» del acreedor mientras se liquidaba el préstamo, no es constitutivo de delito. Este auto indignó a muchos colectivos, entre ellos, el feminista. Hasta la propia ministra de Igualdad, Irene Montero, nada más conocer la noticia publicada en primicia por Ultima Hora, cargó en sus redes contra la decisión judicial. «Una mujer pide ayuda a su cuñado. Para darle dinero le obliga a ser su ‘fulana’ y hacerle felaciones cuando él quiere. Cuando ella no puede más, él la amenaza con emprender acciones judiciales contra ella y su hija. Ella denuncia y pasa esto», apuntaba Montero.

Fuentes próximas al caso sostienen que la causa llegará al Tribunal Constitucional «si fuera necesario» para tratar de revocar el fallo. Entienden que esta resolución puede justificar la prostitución. «Por ese motivo es importante que se revoque este ataque a la sensatez», apuntan algunos colectivos afectados. La ministra Montero, de Podemos, opina que «sin consentimiento, es agresión sexual».

La denunciante explicó que ella y el acreedor no estipularon ningún plazo ni cantidad de dinero para liquidar el préstamo, sino que devolvería el dinero a medida que pudiera hacerlo, sin otras cautelas.

Saldar una deuda de 15.000 euros

En septiembre de 2019 la mujer pidió 15.000 euros a su excuñado sin fijar plazos de devolución. A los pocos días el acreedor le indicó que debía realizarle unas felaciones a cambio del favor. Se vieron en cinco ocasiones en el interior del vehículo del denunciado. Ella se sintió amenazada por su excuñado cuando le dijo: «Mientras dure la deuda conmigo me harás de xiribeva (puta)», y contó los hechos a su madre y a un amigo. El acreedor le dijo entonces que en su próxima cita llevase el móvil «con mucha carga de batería, para grabar todo lo que tenía que decir y lo escucharan esas paparres» de familiares. A partir de ese instante, el acoso fue continuo, con llamadas y mensajes. Los abogados solicitaban un delito de abusos sexuales; el juez instructor, coacciones graves, y la Fiscalía, coacciones leves. Al final, la Audiencia sobreseyó todas las actuaciones.